diciembre 15, 2009

Abramos la propuesta de Calderón, a debate


El presidente nos ha presentado sus diez propuestas para dar un salto en materia política y electoral y para cambiar por completo las reglas del juego hacia el 2012. Con esta reforma, Calderón centra el debate en temas históricamente espinosos como la reelección y el número de diputados. Creo que es importante revisar cada planteamiento y valorarla en su justa dimensión.
Yo por mi parte arranco diciendo que me parece loable que el presidente abra el juego de argumentos dando sus posiciones. Eso es sano y fomenta un intercambio de ideas fundamentadas en su visión de la política. Espero que la clase política sea capaz de abrir un proceso incluyente e inteligente – ¡por favor!- y no sólo tirarse al suelo en visiones convencionales y ortodoxas. Es evidente, para cualquier mexicana o mexicano, que nuestra política necesita cambiar, colocar incentivos diferentes y lograr una renovación amplia de la clase política.
Así pues daré mis posiciones sobre cada una de estas ideas. Siéntanse en la confianza de hacer lo propio.

1.- Permitir la elección consecutiva de alcaldes y demás miembros de ayuntamientos, así como de los jefes delegacionales en los estados de la República y en los municipios hasta por un periodo de 12 años.
Coincido. Me parece que hemos satanizado la reelección en nuestro país y que hemos logrado que se documente gran cantidad de simulación por este hecho. ¿Cuántos alcaldes candidatean a sus hermanos, esposas y anexos y luego regresan el trienio siguiente? Yo creo que además la calidad de nuestra clase política ni mejora ni empeora con la reelección, pero si fomentamos vicios indeseables sin ella –por ejemplo pasan de federales a locales a federales sin ninguna restricción. Tres años para gobernar un municipio o delegación no da ni para arrancar proyectos de transformación básica. Sin embargo 12 años me parece un exceso. Yo lo dejaría en 3 periodos de tres años, esto es 9 años. O cambiaría el proceso para periodos de 4 años con una reelección.

2.- Permitir la reelección consecutiva de legisladores federales con periodos límite de 12 años.
Coincido. A diferencia de los presidentes municipales, que son cargos ejecutivos, los legisladores yo no los condicionaría años, sino en periodos consecutivos. Me parece que hay que entender la importancia de los relevos no debe negar la construcción de carreras parlamentarias sólidas.

3.- Reducir el número de integrantes del Congreso. En la Cámara de Senadores se eliminarían los 32 escaños electos de una lista nacional para un total de 96 senadores. La Cámara de Diputados se reduciría de 500 a 400 legisladores, 240 por mayoría relativa y 160 por representación proporcional.
Coincido. Y aprovecho para fustigar públicamente a esas personas que quieren acabar con la representación proporcional –pluris- de nuestro sistema. La sola idea de que la representación de un país se construye sólo con ganadores distritales es imaginar que un partido con dos millones de votos no representa a nadie. Por el contrario yo creo que debemos avanzar hacia dónde están las democracias europeas en las que n varios países no hay un solo diputado territorial, todos son por lista y buscan representar a la sociedad y no sólo a un territorio. Este país será mejor cuando los diputados representen a su sociedad y no a un pequeño núcleo de personas.


4.- Aumentar el mínimo de votos para que un partido político conserve su registro. El porcentaje necesario pasaría de 2% a 4%.
En contra. La idea de cerrar el sistema de partidos, nos va a mandar al exquisito planeta del bipartidismo, ese en el que es gato o gata. Nada más cabe. Y, o estás ahí, o no estás en ningún lugar. Yo me pondría más radical. Que no haya mínimo para registro de partidos, pero que sólo se acceda a recursos públicos cuando se pase un umbral del 5 por ciento de los votos. Pero esta idea de que los partidos políticos deben desaparecer por un resultado específico es tanto como negar nuestra pluralidad y diversidad política y social. Las democracias sanas, que funcionan, tienen varios, muchos a veces, partidos políticos. Y nadie ve con malos ojos su existencia.

5.- Agregar la figura de "iniciativa ciudadana" para que las personas puedan proponer iniciativas de ley sobre temas de su interés que no se encuentren en la agenda legislativa.
Coincido. Me parece central en la construcción de un país diferente que la ciudadanía pueda llevar a l congreso debates, ideas e iniciativas y que no dependamos de los partidos exclusivamente para ello. Agregaría que con ello, las comisiones deberían dar derecho de audiencia a los ciudadanos que ingresan iniciativas.

6.- Incorporar la figura de las candidaturas independientes a nivel constitucional para todos los cargos de elección popular.
Coincido. Aunque siempre he tenido mis dudas sobre las ‘bondades’ de las candidaturas ciudadanas –simplemente porque creo que sólo podrán competir los que puedan retar económica y estructuralmente a los partidos políticos (Slim, Castañeda, Azcárraga, et al), reconozco que el monopolio partidista ha resultado más dañino que útil. Hay que abrir la competencia un poco más.

7.- Implementar la segunda vuelta electoral para la elección de presidente de la República. Se elegirá como presidente a quien obtenga más de la mitad de los votos emitidos, en caso contrario pasarían a segunda vuelta los dos que hayan obtenido el mayor número de votos. Ésta se realizaría en la misma fecha de la elección legislativa.
En contra. Y, ojo, no por la idea de la segunda vuelta, que en realidad me gusta bastante, pero al juntar la legislativa con la segunda vuelta es un paso directo al bipartidismo, porque es como ignorar los procesos de polarización. En casi todos los países con segunda vuelta, las cámaras se conforman en la primera vuelta y la presidencia se define sola en la segunda vuelta, lo cual obliga a los participantes a construir alianzas estratégicas que le da gobernabilidad. Ahora, sería indispensable acompañar de la figura de segunda vuelta de alianzas parlamentarias, que obliguen a los partidos a defender una agenda especifica, pactada en el balotaje, para dar certeza a las partes sobre el funcionamiento de los acuerdos.

8.- Reconocer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación la atribución para presentar iniciativas de ley en el ámbito de su competencia.
Coincido. Los tres poderes deben poder ingresar a las cámaras propuestas de iniciativa y participar de los debates que se generen. Máxime porque el diseño de legislación en materia penal y judicial muchas veces requiere de la mirada experta del sector jurisdiccional.

9.- Facultar al Poder Ejecutivo para que pueda presentar al Congreso dos iniciativas preferentes que deberán votarse antes de que concluya el periodo. En caso contrario éstas se considerarían aprobadas.
En contra. Me parece correcto que el presidente pueda presentar iniciativas y detonar reflexiones públicas que lleven a cambios en el ordenamiento legal, pero no requiere preferencias legales, debe construir preferencias políticas que le ayuden a hacer sus iniciativas de obvia y urgente resolución. El incentivo al congreso no puede ser a resolver a como dé lugar algo.

10.- Establecer la facultad del Ejecutivo para presentar observaciones parciales o totales a los proyectos aprobados por el Congreso y al Presupuesto de Egresos de la Federación. Establece la figura de la "reconstrucción presupuestal".
En contra. Una vez más por la forma, no por el fondo. Me parece correcta la preocupación del ejecutivo de recibir presupuestos armados al vapor y en mil y un negociaciones políticas –parchados- y que eso puede impedir su eficacia. Pero darle mano libre para cambiar un ley o un presupuesto es un exceso. Creo que al poder vetar una ley ya tiene un buen incentivo para que los legisladores negocien con el ejecutivo ciertos términos. El presupuesto creo que debe construirse de otra forma, un mecanismo más participativo y ciudadano, y menos centrado en los partidos y políticos. Pero para eso falta otro post, sobre ello.

Coincido en un 60 por ciento con la propuesta del presidente, sin embargo creo que dejo fuera temas relevantes como la reducción a los presupuestos de los partidos, la reelección presidencial –por obvias razones la omitió-, la modificación de trienios a cuatrienios.
En fin, es un saque muy interesante del presidente y que debería ponernos a todos a pensar sobre hacia donde queremos que se dirija la política en nuestro país.

noviembre 23, 2009

La izquierda extraviada, debate obligado


En medio de un país convulsionado, con una presidencia de la República confrontada con casi todos los sectores sociales, un Congreso incapaz de explicar los motivos reales de sus decisiones a sus representados, una clase empresarial poco solidaria y regresiva en su idea de desarrollo, y con un sociedad que no demanda, ni exige, ni vota con la vehemencia y claridad que debería, surge de nuevo el debate sobre qué propone y qué dice la izquierda.
Hoy, más que nunca, el país necesita una izquierda clara, organizada, crítica, democrática y abierta.
Por eso resulta pertinente que el domingo el presidente legítimo - sea lo que sea que eso signifique - presentó a la sociedad un 'decálogo' para sacar al país de donde está (valga decir que hay mucho de bíblico en los decálogos y mucho de profeta en quién los baja de la montaña). Supongo que López Obrador nos ofrece sus ideas para abrir un debate nacional y que las discutamos, esperando que desde ese intercambio aparezca una rendija de luz para una nación extraviada y triste. No creo que sólo quiera que nos sumemos irreflexivamente.
Por ello es que desde este espacio doy mis humildes opiniones sobre este documento y lo que, en opinión mía, le falta.
Parto de la idea básica de que hoy la izquierda debe dejar las consignas y los dogmas, y ofrecerle a México propuestas posibles, útiles y que transformen la forma de hacer política e implementar un nueva política pública en nuestro país.
De poco sirven frases como 'austeridad republicana' si no ponemos el énfasis en terminar los programas asistenciales y populistas y los reemplazamos por proyectos de desarrollo de economías locales y regionales.
De nada sirve 'democratizar' los medios de comunicación si somos incapaces de respetar la vida institucional y democrática más elemental.
Creo que la propuesta del sector más dogmático la izquierda, reflejado en López Obrador, nos da la maravillosa oportunidad de empezar, en serio, a discutir un proyecto de nación, que ni alterno, ni alternativo, sea posible tomar en serio y no sólo asumir, cínica y lamentablemente, que es una lista de consignas.
Van pues mis opiniones sobre el 'decálogo'.
1. Rescatar al Estado y ponerlo al servicio del pueblo y la Nación, principalmente en los casos de la minería, la industria eléctrica y el petróleo
NdelaR. La idea de rescate implica, de entrada, que hay buenos y malos. Malos que tienen 'secuestrado' al Estado y buenos que lo liberaran. Una propuesta política incluyente y sabia no puede darse el lujo de partir de estos maniqueísmos retóricos. Hay que devolverle al Estado su capacidad de redistribución de la riqueza, recolocarlo para proteger los intereses nacionales en los casos mencionados, pero también hay un tema que estará transversalmente ausente en estos puntos: los derechos sociales y su ejercicio. Tenemos, como izquierda, que darle al país un estado de derecho que garantice que la ley se cumpla, para todos. Que los derechos se respeten, para muchos y para pocos, para unos y otras, para minorías y mayorías. La ley debe volver a ser el eje rector de la acción de gobierno. Y ni el gobierno de López Obrador en el DF ni al frente del PRD fueron exactamente imperios de la ley.
Por cierto, en ningún lugar de este proyecto se plantea algo que debe ser central para el entendimeinto de un México distinto, la defensa del estado laico. Hay que detener el avance del conservadurismo y de las posiciones dederecha que emanan hacia el PRI y PAN desde la jerarquía eclesiástica.
2. Democratizar los medios masivos de comunicación, porque "es inaceptable que un pequeño grupo posea el control y administren la ignorancia en el país en función de sus intereses".
NdelaR. Esto suena muy bien sobre todo para avanzar una agenda que supone que en manos de los 'buenos' los medios estarían mejor. La verdad es que si bien es indispensable repensar el modelo con el que se concesionan y operan los medios electrónicos en México, la izquierda debería ser capaz de plantear la democratización, primero, de los ámbitos cercanos a la clase trabajadora y los sectores proletarios. Hay que democratizar la vida sindical en México. El PRD ha decidido ignorar el tema ahí dónde ha gobernado, y hoy los sindicatos de trabajadores de los estados, de Pemex, de la SEP, de las minas, de la UNAM, son espacios de corrupción, compra venta de votos, pero además lastres cotidianos del desarrollo cultural, social y económico de México.
Hoy la izquierda debería de apostar a dar libertades a las y los mexicanos para que desde ahí ejerzan su derecho a decidir quién los gobierna y cómo. Si queremos aspirar a que las nuevas generaciones sean distintas, debemos ir a la desaparición de los sindicatos charros, sean de los buenos o de los malos y contribuir a que todos los sindicatos se vuelvan espacios democráticos, de desarrollo de la gente y de defensa del jodido, no de lucro de su miseria.
Cambiemos el modelo de los medios de comunicación, pero de verdad, no para acomodar la verdad de unos sobre la de otros. Promovamos la democracia hasta dentro de los partidos políticos, y así será creíble que la izquierda sí tiene vocación democrática.
3. Crear un nuevo modelo económico
NdelaR. Esta es una de esas consignas que, socorridas al máximo, uno no sabe bien a bien que significan. En primer lugar porque ahí donde han podido incidir ene se modelo, aunque sea poco, no lo han hecho. La izquierda parece gobernar igual que cualquier otro en este país, sin promover sociedades sanas y transparentes con el sector privado, con el sector académico y con la sociedad. La critica sistemática a los impuestos es un boomerang que pagaremos cuando tengamos que explicar porque en un país tan miserable, con ingresos petroleros a la baja. Es la recaudación la única forma de redistribuir la riqueza. Pero en la coyuntura nada importa: criticamos todo lo que hace la 'derecha' y nos mostramos incapaces de ofrecer opciones que no sean 'nuevos modelos económicos'.
¿Comunismo? ¿Feudalismo? ¿De qué nos hablan con esa idea de que hay algo nuevo y maravilloso que la derecha, por malvada, no quiere hacer?
El futuro no está en algo así de pomposo. Está en la ley, en la seguridad jurídica para el trabajador y el empresario, en derrumbar los monopolios, todos, privados y públicos -incluida nuestra intransitable demencia sobre Pemex-, ofrecer talento y conocimiento a los que lo buscan, construir espacios de convivencia que promuevan la creatividad y la innovación.
Lugares como el Poli, la UNAM, la UAM deben ser motores del desarrollo económico, no islas alejadas de la vida pública, cercanas a la política, a la economía, a la sociedad.
4. Combatir las prácticas monopólicas
NdelaR. Como lo dije arriba, la competencia es un valor central en una democracia eficiente y justa. Si vamos por los monopolios, hay que ir por todos. Los privados y los públicos. Empezando por Pemex. ¿Se atreverán los dogmáticos?
5. Abolir los privilegios fiscales
NdelaR. Totalmente de acuerdo, pero eso implica tomar decisiones poco populares y ahí siempre mis apreciados amigos de la gayola lopezobradorista tuercen el rabo. Hay que construir un sistema en el que los ricos paguen mas que los pobres. En el que los desfavorecidos no tengan al sistema tributarios socavándolos. Por eso la izquierda debe apoyar que haya IVA a alimentos y medicinas. Eso es acabar con los privilegios. Para que la nueva loción de DolceGabana pague IVA, hoy no lo hace, que el Head’nShoulders pague impuestos. Que logremos eso no me parece una tragedia, pero obligaría a los tradicionales a recular ¿podrán?
Si queremos apoyar a grupos vulnerables hagámoslo con programas de apoyo directo pero no dejemos que el jabugo y el sushi sigan exentos de impuestos. Estamos frente a un tema de la mayor trascendencia y la izquierda ha tendido a ser muy hipócrita en esto. El acento no debe estar en los impuestos, es un mecanismo de redistribución de la riqueza, el acento debe estar en el gasto, en los tipos de programas, ahí es donde ha desaparecido la izquierda y hasta Fernández Noroña que fue tan aplaudido por encarnar el reclamo de miles de personas que no quieren pagar impuestos, desapareció de la escena cuando se discute el gasto. Porque ahí todos cuidan su parcela.
Requerimos una izquierda que sea capaz de dar esos debates con transparencia y defendiendo sus gobiernos, pero también sus convicciones.
6. Ejercer la política como imperativo ético y llevar a la práctica la austeridad republicana
NdelaR. 'Austeridad republicana' entendida como dejar sin papel y lápices a las oficinas de gobierno, como recorte en fotocopias, pero no como eficientizar los gobiernos, lograr más con menos, invertir en profesionalizar a los funcionarios públicos, capacitarlos, transformar los sistemas obsoletos en nuevos eficientes. La eficacia con eficiencia son el mejor ahorro de un gobierno, la austeridad es para los funcionarios y sus gastos y esas si bien irritan mucho no son significativas en una economía. Logremos que la izquierda sea austera, pero sobre todo que ponga la eficiencia por delante.
Sobre la ética solo puedo decir que como parte de un discurso suena hueco y que frente al actuar de la izquierda pues más hueco aún. Así que es tiempo de dejar de ofrecerlo y empezar a hacerlo. Porque al final el comportamiento ético tiene sentido cuando permite que las políticas publicas y las propuestas se hagan realidad y no se vuelvan irrelevantes frente a intereses personales, de grupo o tentaciones de gobierno.
7. Fortalecer al sector energético
NdelaR. Es difícil este tema, y más para la izquierda que esta atrapada entre progresar y los discursos nacionalistas recalcitrantes. El sector energético requiere, como en Cuba, Brasil, Suecia y otros país que podrían entrar dentro de algún nivel de respeto para la izquierda en la que el lector milite, cualquiera que sea, una participación de la iniciativa privada que sea transparente, útil y que mantenga bajo control estatal lo que en materia de seguridad nacional así se considere, no lo que los dogmas históricos obliguen.
Que Pemex sea intocable suena más a un retroceso que un avance, que la CFE y LyFC sean defendibles en automático suena a un absurdo insostenible, heredado del PRI de los setentas, no del México de hoy.
Además y sobre todo, es indispensable que la izquierda plantee el tema sustentable, que volvamos a las energías alternativas y que se ponga sobre la mesa una política firme para desarrollar energía nuclear, solar, eólica y otras de forma sostenida. Seguir debatiendo el petróleo es una trampa del pasado. El futuro esta en las energías limpias y renovables.
8. Alcanzar la soberanía alimentaría. Denunció que este año serán utilizados 16 mil millones de dólares para importar maíz, frijol, arroz, leche, y desechos de pollo, que el país podría producir.
NdelaR. Sin duda, es indispensable darle bríos renovados a nuestra capacidad agropecuaria. Para ello la izquierda debe ser punta de lanza en leyes de seguridad Alimentaria, hambre cero y acabar con la idea de que el campo sólo requiere de dinero. Requiere de nuevos derechos laborales y ejidales, de nueva tecnología y de un modelo que permita a los grandes y pequeños productores ser rentables. Aquí también hay que abandonar la posición fácil que culpa al TLCAN de todos nuestros males y aprender a reconfigurar los giros y producciones agrícolas.
La izquierda debe de alejarse activamente del lucro político electoral que se ejerce por todos los partidos sobre los campesinos con programas asistenciales y despensas, para entrar en políticas de mas largo plazo.
9. Establecer el Estado de bienestar, para proteger a los pobres, a los débiles y olvidados por la desigualdad social.
NdelaR. Imposible hacer eso si la izquierda no es capaz de recuperar su agenda de derechos y libertades. Tenemos que regresar a la lucha por TODAS las libertades y derechos sin distingo. Hoy por hoy la izquierda no lucha por los derechos en todos lados ni con la misma vehemencia. Las minorías han quedado marginadas por los 'grandes temas' sin entender que la lucha es transversal, que no la persona mas pobre en México es pobre de derechos, no sólo económicamente. La persona más pobre es una mujer, adolescente, indígena, madre soltera, que no habla español, analfabeta y seguramente abusada y violentada. ¿Cómo darle oportunidades reales a esta mujer? No es sólo con 500 pesos en efectivo y una despensa. No. Es con acceso a la justicia, a la educación, a vidas sin violencia, a programas alimentarios de alto calado. La pobreza debe ser vista integralmente por un proyecto de izquierda para nuestro país.
El cortoplacismo de lo urgente es un grillete del que hay que escapar para luchar sin tregua por el matrimonio universal, por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, por abogados de oficio que tengan condiciones de defender a los marginados, a los indígenas, por el derecho a una seguridad Alimentaria que nos saque de la desnutrición crónica, por políticas de liberalización de las drogas.
La lucha por los derechos y libertades es larga y no puede la izquierda ignorarla o esquivarla.
Urge defender el estado laico, ahí si hay poderes facticos que detener.
10. Promover una nueva corriente de pensamiento para impedir el predominio de la corrupción, el engaño y el afán de lucro.
NdelaR. Esa nueva corriente debe sostenerse en el pensamiento critico. En el debate, la tolerancia y el respeto.
Si en la izquierda no somos capaces de debatir y confrontar ideas, movernos de nuestros centros y entender a los demás. De dejar posturas dogmáticas y escucharnos, leernos, respetar nuestras diferencias y construir sobre nuestras coincidencias.
La nueva corriente de pensamiento no puede ser diferente a la autocrítica y critica. No puede ser complaciente, dogmática, no puede partir del maniqueísmo, ni de las verdades absolutas. No puede ser permisiva consigo misma y exigente con los demás.
Pero la duda me asalta ¿seremos capaces de ello?

noviembre 12, 2009

Aborto y pena de muerte: el complot conservador


Algo pasa en el país. Las fuerzas conservadoras, tradicionalmente ubicadas en el Yunque y la Iglesia, están moviéndose, construyendo acuerdos y avanzando su agenda. Se ve y se siente por muchos lares, con varios audaces movimientos y, como siempre, lo hacen sin rostro, sin abrir los debates al público. Buscan detener la legalización del aborto, quitarle su hija a Alondra por ser una madre transexual, detener el debate sobre la legalización de las drogas y lograr que la pena de muerte se haga realidad.

Ahí vienen y no será una lucha sencilla detenerles, tienen dinero, poder, políticos a su servicio y ganas de —ahora sí— gobernar.

Se puede calcular su inicio en los estados de Baja California, Sonora y Morelos. Ahí parece que las condiciones estaban dadas para el avance de la reacción, del complot conservador. Ya son 16 los estados que se han sumado a esta ofensiva en contra de, principalmente, las mujeres.

Silenciosa como es, la derecha no anuncia sus victorias, no las festeja y no las hace motivo de debate. A eso le huyen, al debate. Prefieren —cómo templarios— ir logrando que las cosas retrocedan sin que nadie se dé cuenta del todo.

En estas entidades se ‘vacunaron’ contra el virus del derecho de las mujeres a decidir y modificaron sus constituciones locales para que el estado defienda la vida desde la concepción. Calladitos, los reaccionarios —imagínelos como guste—, construyeron una victoria que le costará mucho a la sociedad y las fuerzas progresistas revertir.

Estos ‘éxitos’ se lograron con el concierto del PAN y el PRI (que demuestran cada día más ser los adalides del pensamiento socialdemócrata) en sus cámaras locales, junto con los gobernadores correspondientes y los dirigentes de la jerarquía católica en cada entidad. Por supuesto que ahora al gobernador de Veracruz y al Estado de México ya les gustó la idea y la quieren empujar.

Todo por quedar bien con los que representan a la derecha y obtener sus favores económicos y electorales con miras al 2009 y el 2012. Pero los políticos son sólo pequeños instrumentos de un grupo fáctico que quiere detener el movimiento progresista en el país y asegurar que las cosas sólo cambien en su beneficio, en ningún otro.

Se les vio también asomados en la discusión sobre el cierre temprano de los bares y centros nocturnos en el Distrito Federal, felices de que se pierdan libertades y que los políticos sean tan torpes que supongan que los problemas de adicciones y de ebriedad se resuelven mandando a la juventud a dormir más temprano. No regulan el consumo del alcohol adulterado, no revisan las medidas de seguridad de un inmueble, ni proveen transporte público seguro a media madrugada, pero se sienten felices de que la juventud tenga menos tiempo para ‘pecar’, y que estarán, creen ellos, más temprano en sus casas. Esa es la derecha que, conservadora, desvaría pero avanza, usando una clase política poco entendida en sus temas. Solo la diputada SanchezArmas peleó por una ampliación de libertades, y no su reducción.

Usan a Humberto Moreira, gobernador priista, quien, ambicioso como es, mordió el anzuelo de ser noticia nacional y pasar de poco conocido a infame. Coahuila quiere que se legalice la pena de muerte. Quieren hacerlo porque saben que la sociedad está cansada, furiosa y sin alternativas para hacer frente a esta oleada de violencia que llegó ya a 5 mil muertes este año.

Aprovechan y lucran con el legítimo hastío y lo convierten en revancha, en venganza, y se olvidan que esa es la historia de la que venimos y de la que nos tenemos que alejar.

Pero para los conservadores lo mejor es que florezcan los peores sentimientos para que, con ellos, avance la agenda del rencor y del retroceso. La pena de muerte hoy es apoyada por el PRI y el Verde y, mire usted que cosas, rechazada por el PRD, el PAN y el PSD.

Usando a su histórico aliado, el PRI, la derecha percibe que el PAN deja de ser tan útil como lo habían pensado y recuperan al hijo prodigo, aquél que al dejar de ser viable, lo perdieron pero que hoy lo quieren recuperar ante su ‘inevitable’ crecimiento electoral.

El complot conservador no es torpe, ni ingenuo. Sabe que este momento, con las izquierdas despedazadas entre sí, mirándose sólo entre ellas, es el momento ideal para avanzar. Saben que hoy el representante más público de la izquierda es todo menos progresista y que no recibirán oposición.

Lo seguirán haciendo en todo el país, tratando de cerrar el paso a los movimientos progresistas, atacando la diversidad social y sexual, restringiendo los derechos a decidir y ampliando los derechos para matar. Seguirán tratando de imponer una sola manera de hacer familias y tratando de extinguir a familias como la de Alondra. Seguirán tratando de lograr que las instituciones de protección social y familiar sean promotoras de visiones únicas y excluyentes.

El objetivo final de este movimiento es el de regresar las cosas a su estado mas primal, dejar de reconocer el desarrollo de la gente, de la sociedad, del pensamiento, y retrotraer las visiones y versiones más antiguas de lo ‘correcto’ y lo ‘incorrecto’, regresarle al Estado su visión de buenos y morales contra malos e inmorales. Darle la posibilidad de venganza y revancha.

Este avance sólo encontrará fin cuando la sociedad se movilice para denunciar y evidenciar estos movimientos. Es tiempo de pensar diferente, de actuar diferente. No es demasiado tarde para hacer algo.

Es tiempo de recuperar el espacio público, no de concederlo; de ampliar las libertades, no de restringirlas; de abrir debates, no de esconderlos; de convencer sobre lo que creemos, no de imponer nuestras convicciones; de respetar a los distintos, no de intentar segregarlos.

El reto es impedir que se queden los reaccionarios con una clase política a su servicio. De eso se trata este tiempo, esta oportunidad, de detener el avance conservador.

Publicado en Crónica el Domingo 7 de Diciembre del 2008

noviembre 10, 2009

Los dramas de nuestros derechos


La elección de Raúl Plascencia como nuevo Ombudsman del país se da en un contexto trágico para la lucha de los derechos humanos en México. Pero para no quedarnos en la tragedia, quisiera documentar los dramas que esta elección deja.
Drama 1.
Emilio Álvarez Icaza, contrincante de Plascencia, fue directamente cuestionado por la jerarquía católica y fue objeto de un intenso cabildeo de los conservadores para detener las aspiraciones de este hombre que defendió el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. La ofensiva anti-laica tuvo varias características lamentables: la primera es que nadie se quejó. Ningún senador, diputado, integrante de partidos políticos, dijo pió ante la injerencia de estos personajes en la vida pública y política del país; la segunda es que ganaron. Así, el Senado de la República se volvió un instrumento de los poderes fácticos y conservadores del país.
Drama 2.
Con la elección de Plascencia se dará continuidad al proyecto de Soberanes: antiguo, timorato, pro gobiernista y poco valiente. Es una lástima que un proyecto que buscaba poner a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a la vanguardia mundial, recuperando las mejores escuelas y experiencias internacionales, se haya quedado en el tintero frente a una visión rancia y disfuncional. El problema, más allá de la modernidad, es que para cambiar a este país no sólo requerimos de mejores ingresos para la gente en pobreza y pobreza extrema. No. Requerimos concebir a la salud, la educación y las libertades sexuales, personales e intimas, como derechos humanos respetados transversalmente. En este país la desigualdad seguirá existiendo si no somos capaces de darle derechos efectivos a la población.
Drama 3.
El PRI sigue tomando las decisiones frente a un PAN que, atrapado por sus combates fiscales, cede ante todo y un PRD incapaz de negociar cualquier cosa. La izquierda, entre sus demencias radicales y sus negociaciones financieras para sus estados gobernados (sólo hay que ver como votaron los diputados perredistas y petistas frente al presupuesto por instrucciones de Ebrard), ha perdido la noción de las batallas trascendentales. Esta, la de la CNDH, era una de ellas. Ante la evidente plancha que venía frente al presupuesto de ingresos, debieron haber construido una negociación para lograr que durante los próximos cinco años, este país tuviese un hombre que realmente defendiera los derechos de la gente.
Pero no. El PRD, hundido en minúsculos debates, deja pasar toda oportunidad de avanzar la agenda progresista y el PRI gana todas las manos gracias a una izquierda disfuncional y una derecha cautiva en todas las negociaciones.
Los derechos humanos en México se convirtieron, drama tras drama, en un coto de poder y no en una prioridad nacional. Aún así hay que darle a Raúl Plascencia el beneficio de la duda. Ojalá logre demostrarnos a todos que estábamos equivocados sobre su nombramiento.
Por lo pronto ganó la derecha, los conservadores, los que desean que los derechos humanos sean un lujo para unos cuantos y no una garantía para todas y todos. Queda un tema en el que veremos a Plascencia en su dimensión real: el aborto. Si ahí flaquea, tartamudea o se vuelve un promotor de la 'vida', vendrán duras y largas luchas. Y la izquierda tradicional seguirá muda.

noviembre 03, 2009

Legalización de las drogas: la guerra de los egos


Desde que empecé a recuperar, en este y otros espacios, la idea de que frente a la violencia creciente en nuestro país y los desbocados índices de consumo de drogas, legalicemos el mercado de las drogas –y en un sentido especifico regulemos las drogas duras y liberemos las blandas– he recibido todo tipo de opiniones favorables y contrarias a esta idea.
Esta propuesta lleva años en la mesa de discusión y es apoyada por personajes como Carlos Fuentes, Fernando Savater y una cantidad importante de artistas, politólogos, sociólogos.
Es importante, por esto mismo, construir un piso mínimo de información para entrar a estos debates con un sentido constructivo y reducir a un mínimo las visiones caricaturescas o simplistas sobre la legalización del mercado de las drogas.
Este debate no es nimio, ni irrelevante. Puede ser el inicio de un cambio profundo en nuestra ruta de política pública hacia el entendimiento de la violencia como un fenómeno que va más allá de los narcos.
He notado que hay, cuando menos, ocho cuestionamientos recurrentes –ya sea en forma literal de pregunta o como crítica a la propuesta– y creo que vale la pena ir construyendo ese piso mínimo de información común sobre este complejo y polémico tema.
A partir de que el hoy extinto PSD hiciera pública su intención de trabajar a favor de la despenalización del consumo de drogas a nivel nacional, algunos nos pronunciamos a favor y otros se han pronunciado en contra, criticado tanto la propuesta como al partido. Me parece útil, entonces, darnos mayores elementos para que este debate encuentre un punto constructivo, más que de simple forcejeo verbal y retórico.
Ocho preguntas sobre la legalización de las drogas.

1.- ¿Con la propuesta se promueve el uso de drogas?
2.- ¿Esta idea propone un acuerdo con los narcos o perdonarles sus delitos?
3.- ¿Esta propuesta desprecia la lucha de policías y el Ejército en contra de la delincuencia ligada al narco?
4.- ¿La estrategia del Gobierno Federal está equivocada?
5.- ¿Qué lograría la legalización de las drogas?
6.- ¿Cómo marchan las cosas en países donde está permitido el consumo de algunas drogas?
7.- ¿El consumo de drogas ilegales mata a muchas personas?
8.- Si se legalizan las drogas ¿su consumo aumentaría exponencialmente?

1 ¿Con la propuesta se promueve el uso de drogas?
De ninguna manera. Al contrario, es deseable acompañar esta propuesta con una campaña nacional a todos los niveles que muestre los riesgos de las drogas para la salud. También es partidario de que se apoye a los adictos sin que se les considere delincuentes, sino enfermos que ahora son usados por los narcotraficantes como carne de cañón y por algunos policías que los chantajean.

2 ¿Esta idea propone un acuerdo con los narcos o perdonarles sus delitos?
No. Para empezar, los primeros que están en contra de la legalización de las drogas, son precisamente los narcotraficantes, pues son ellos quienes obtienen enormes ganancias económicas, mediante el tráfico ilegal de drogas. Los narcos son los únicos beneficiados, los únicos que han logrado amasar enormes fortunas y un poder que pone en riesgo la estabilidad y hasta la existencia del Estado.
La propuesta se acompaña de asegurar el mayor castigo legal posible y la lucha sin tregua contra estos delincuentes.

3.- ¿Esta propuesta desprecia la lucha de policías y el Ejército en contra de la delincuencia ligada al narco?
Independientemente de estar a favor de la legalización, la labor que llevan a cabo policías, jueces, autoridades judiciales, soldados e instituciones de todo el país es digna de un enorme reconocimiento, sin embargo, su labor está condenada al fracaso en la medida que la estrategia seguida está equivocada, pero las mujeres y hombres que están en esa lucha son respetable. Legalizar las drogas también es terminar con los cientos de asesinatos en contra de los guardianes del orden.

4.- ¿La estrategia del Gobierno Federal está equivocada?
El Gobierno federal ha fracasado en prevenir y frenar el consumo, en acabar con la delincuencia organizada, en poner a salvo a los servidores públicos de todos los niveles, en dar seguridad a la ciudadanía y en abatir el enorme número de asesinatos. ¿NO es este un fracaso en toda la línea?
Los datos relacionados con los niveles de adicción y de consumo de drogas son imprecisos. Pese a ello, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, el número de personas que probaron alguna droga, pasó de 3.5 millones de personas en el año 2002, a 4.5 millones para este año. En cuanto al número de adictos, de los 307 mil registrados en 2002, se pasó a 465 mil en 2008. Lo anterior muestra que se trata de un fenómeno en expansión.
En cuanto al número de muertos, los datos de 2008 son escalofriantes, más de 1000 personas asesinadas en una masacre que ha alcanzado a niños, mujeres hombres que no tenían nada que ver con el narco. Las violaciones a los derechos humanos también se han multiplicado. Es evidente el fracaso de la estrategia de confrontación bélica de combate al narcotráfico.
A diferencia de otras partes del mundo, el problema que más urge resolver en México es el de los elevados índices de delincuencia y violencia en que se encuentra inmerso el país, consecuencia del narcotráfico. Hoy por hoy, sólo dos estados de la República han escapado al fenómeno de las ejecuciones (Tlaxcala y Baja California Sur), y de acuerdo con estadísticas oficiales, en dos años de administración calderoniana, el número de ejecuciones asciende a más de ocho mil.

5.- ¿Qué lograría la legalización de las drogas?
Por una parte, la idea de legalizar las drogas está dirigida a acabar con la principal fuente del enorme poder de los grupos dedicados al narcotráfico, que es la venta ilegal de drogas. Sin dinero no tendrían posibilidad de comprar tantas armas, de corromper o amenazar a las autoridades. Es evidente que sabemos que la legalización no acabaría de facto con el crimen organizado, pero lo heriría mortalmente.
Por otro lado, los recursos obtenidos por el consumo de adultos que son dueños de su cuerpo podrían generar para el Estado la posibilidad de dar más dinero para las tareas de prevención y combate a las adicciones, pues actualmente se destina a dichas acciones, menos del 5% de los recursos disponibles para el combate al narco.

6.- ¿Cómo marchan las cosas en países donde está permitido el consumo de algunas drogas?
Es cierto que el consumo no ha bajado en esos países, pero también es cierto que los gobiernos no realizan campañas intensas para evitar las adicciones debido a que no son un problema de salud pública o de delincuencia. Sin embargo, al haber control del Estado se ha logrado que no haya crimen organizado relacionado con el consumo.

7.- ¿El consumo de drogas ilegales mata a muchas personas?
Falso. Mata más personas el consumo de alcohol y el desmedido gusto por el azúcar (diabetes, obesidad, problemas cardiovasculares) en nuestro país que el consumo de drogas. Por supuesto, ninguna de estas adicciones es recomendable, pero al hacerlas legales se facilita su dimensionamiento y su combate por la vía correcta: la responsabilidad de las personas hacia su salud y la de los suyos.
Por más problemas asociados al consumo de bebidas alcohólicas, nadie en su sano juicio considera viable la idea de prohibir su consumo, pues se argumenta, se estaría generando un tremendo problema de contrabando ilegal o mercado negro, que daría lugar al surgimiento de mafias abocadas a la producción, venta y distribución de bebidas alcohólicas, tal como ocurre con las drogas actualmente.

8.- Si se legalizan las drogas ¿su consumo aumentaría exponencialmente?
Es posible que ante la despenalización del consumo de drogas, el número de consumidores aumente debido a la curiosidad de muchos por conocer los efectos de ciertas sustancias recientemente legalizadas o bien porque ahora están subestimados los registros, pero no hay evidencias de que se vaya a elevar exponencialmente.
Actualmente, es muy fácil conseguir drogas, incluso para niños y jóvenes, legalizar las drogas facilitaría controlar los sitios de venta y, por supuesto, impediría que quienes no deban tener acceso las obtengan.
De acuerdo con datos de la encuesta realizada por María de las Heras, publicada en el diario Milenio en el mes de octubre del año pasado, el 68% de la población no fuma mariguana porque no quiere, no porque sea ilegal. Asimismo, el 88% asegura que quienes quieren fumar mariguana lo hacen, sea ilegal o no.
Ahora bien, la marihuana es la droga de mayor consumo a nivel nacional, con cerca del 4.4% de la incidencia; seguida de la cocaína, con 2.5%; los inhalables, con 0.7%; metanfetaminas 0.5%; alucinógenos 0.4% y heroína 0.2%.
Los debates sin información se convierten en diálogos de sordos y actos de retórica. Más temprano que tarde lograremos, como sociedad, dar un paso evolutivo en nuestra forma de ver y resolver el mundo.

La legalización de las drogas es un debate inaplazable en nuestra clase política y en la sociedad en su conjunto. No rehuyamos de él, pero tampoco le entremos sin información. Un debate sin información es –solamente– una guerra de egos.

octubre 29, 2009

Luz y Fuerza: las dos verdaderas razones



La decisión del presidente Calderón para liquidar Luz y Fuerza del Centro, ha abierto un esquivado y evadido tema del debate nacional: sindicalismo a la mexicana. Un debate al que la izquierda le rehuye por no tener posición viable y lucrar de sus espacios y la derecha por tener aliados del estado que rige las cosas. El PRI, sea lo que sea en la geometría política, es parte natural de ese sindicalismo que hoy esta en la vitrina del juicio nacional.
Este sidnicalismo que hoy tenemos ¿apoya a los trabajadores? ¿o sólo gestiona sus necesidades por un lucro político? ¿Este sindicalismo que tenemos es funcional para crear empleados mas preparados y competitivos o sólo promueve el ocio y que las cosas se queden como están?
La realidad es que en el centro de país pocos pueden decir cosas buenas de la empresa que hoy está en liquidación. Todos los que pagamos el servicio eléctrico en el Distrito Federal, Estado de México, Puebla, Morelos e Hidalgo tenemos algo en común: fuimos extorsionados, o extorsionamos sin mucha dificultad, a un empleado de la empresa eléctrica y todos recibimos sobre cargos en nuestro recibo en algún momento. ¿Cómo defender a una empresa que mostró su lado sucio a toda la sociedad a la que atendía y a la que ahora exige apoyo incondicional?
Para construir una posición, y no caer en los maniqueísmos aburridos en los que borda la izquierda neurótica que asegura que con el Sindicato Mexicano de Electricistas 'muere un órgano de la democracia' y para evadir a la derecha gubernamental que asegura que todos los trabajadores eran cercanos a ogros come niños que 'más nos valían mandar al desempleo', por el simple hecho de tener buenas condiciones laborales, hay que reflexionar y entender el proceso que tenemos frente a nuestros ojos.
Creo que es tiempo de construir una posición critica frente al proceder del gobierno y sin duda hay que reconocer la improtancia de deshacerse de una empresa tan cara, corrupta e ineficiente como LyFC.
42 mil millones de dolares le transferia el gobierno a esta empresa para hacerla viable económicamente, lo cual habla de su inutilidad financiera y de su enorme incapacidad operativa. Pero esa cantidad se iba, significativamente, en tapar los huecos financieros que trabajadores y funcionarios generaban al vender informalmente mas del 30 por ciento de la electricidad que factubaraba esta empresa -la ordeña desde adentro-. Lo que quiere decir que se había encontrado una forma de legalizar el robo. Luz y Fuerza, para cualquier efecto práctico usaba impuestos de todo el país para subsanar las pérdidas creadas por la corrupción interna. Inaceptable.
Inaceptable también es que ahora el gobierno nos quiera vender la idea de que un trabajador que tiene derecho a jubilarse a buena edad, con prestaciones decentes y un sueldo no tan lamentable es un 'privilegiado' que hay que destruir. Esa debería de ser una razón de aplauso no de recriminación. Si realmente quieren acabar con los privilegios debiesen de buscar en otros lugares, no en los trabajadores gremiales.
Pero la realidad es que nuestro sindicalismo se las ha ingeniado para destruir toda credibildiad de sus éxitos y el gobierno federal a preferido usar ese descrédito que construir un argumento inteligente sobre la importancia de la liquidación.
Sin duda, los lideres sindicales son corruptos. Pero todos, no sólo los electricistas. En efecto era un sindicato que negociaba las plazas a familias, no a perfiles preparados, eso también pasa en todos los sindicatos, y por supuesto que era un sindicato que lejos de promover la preparación y mejora de sus empleados estimulaba el ocio y la grilla. Pero eso, también, pasa en todos los sindicatos.
Si el gobierno federal esta 'tan molesto' con estas prácticas debiese de seguir con el sindicato petrolero, el de maestros, etc. Es decir, en el fondo de esta decisión no hay una lógica contra el sindicalismo corrupto y charro.
La realidad es que esta decisión tiene dos intenciones centrales. En primer lugar busca mandar un mensaje de fortaleza y audacia del gobierno de la república y que pusiera a la sociedad de vuelta en acuerdo con el presidente. Como decíamos, es imposible defender a esta empresa desde cualquier ángulo, económico, de eficacia, de rentabilidad o de utilidad social, y el cerca de 80 por ciento de los habitantes encuestados así lo reflejan. Acabar con LyFC será a la larga una buena decisión para los usuarios en el centro del país y para los que pagan impuestos en todo México.
Pero la segunda arista es más interesante y tiene que ver con la utilidad de quitarle al PRD y en particular al los grupos mas radicales una herramienta que los financiaba sistemáticamente y que le daba capacidad operativa al grupo cercano a López Obrador, Bejarano y Noroña. El SME se había convertido en participante habitual de los diezmos para el gobierno legitimo, de las marchas y de las estructuras de promoción y defensa del voto.
Este golpe es al centro del la operación de la izquierda tradicional y de sus intereses. Por eso a Marcelo le molesta pero tampoco se le va la vida en defender un arma de sus adversarios por la candidatura presidencial dentro del PRD. Por eso Nueva Izquierda protesta pero sólo levemente. Y por eso los más indignados son esos tres personajes previos.
Este significa que en un escenario de gran visión, lo cual no siempre es real, este puede ser el primer paso del PAN para recuperar la ciudad y el Estado de México.
Lo veremos.

octubre 23, 2009

Último artículo en Crónica


Hace unos meses publiqué este que fue mi último texto en La Crónica. Ahora inicia una nueva etapa.

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El largo adiós.
Luciano Pascoe Rippey

El día de hoy, con esta columna, termina un ciclo que ha sido de los más relevantes en mi vida profesional. El tres de agosto del 2002 este diario, Crónica, me dio la oportunidad de empezar a escribir en sus páginas. Con un pequeño texto sobre la crisis del Cisen, inicié un camino que me permitió compartir con ustedes mi visión del mundo, sobre los problemas de México, sobre la muerte, la vida, la gente que llega y la que se va.

Muchas son mis experiencias en estos siete años de esfuerzo casi ininterrumpido. Durante todo este tiempo nunca me sugirieron un tema, ni una sola ocasión. Siempre me dieron la posibilidad de debatir sobre todos los temas, instituciones y partidos. La Crónica me demostró que es, genuinamente, un espacio libre para la reflexión.

Desde aquí hablé sobre la masacre de niños en Beslán, Rusia, traté de revisar el tsunami y el costo humano y social, di cuanto pude para entender a los partidos políticos, di seguimiento a la desastrosa administración Bush, a la elección del 2003 y la presidencial del 2006. Desde esta tribuna pude alardear sobre mis afectos, promover mis ideas y –sobretodo– aprender con cada texto un poco más.

Este espacio me permitió descubrir la importancia de la palabra, lo relevante que es tener un espacio de lectura que sea público, la responsabilidad que viene con este tipo de privilegio. Además de lo útil que es para sistematizar el pensamiento el hecho de sentarse una vez a la semana a tratar de articular una idea, una opinión, que pudiese ser de interés para otros.

Desde esta columna festeje la llegada de mis dos hijos, agradecí la llegada de mi pareja a mi vida, y despedí a gente querida que se fue. Esta columna me dio la oportunidad de dar un poco de mí a muchos.

Hoy llega el momento de despedirme de este espacio, de decirle a La zanahoria del caballo que tendrá que esperar un poco antes de regresar. Es tiempo de ir tras otras aventuras, de ir a la construcción de un proyecto político relevante para nuestro país y que puede cristalizarse en el Partido Socialdemócrata.

Como en todos los cambios que hay en la vida, es fundamental mantener el rumbo. Saber que las convicciones son un motor para cambiar uno y todo. Me despido de este lugar que me dio tanta tribuna y tanta libertad, seguro de que los nuevos horizontes traerán a este diario más éxitos de los ya cosechados.

Estaré siempre agradecido y en deuda con Pablo Hiriart, Guillermo Ortega, con Francisco Báez, Fran Ruiz, el ingeniero Paz, y tantas y tantos más con los que compartí espacio y lealtad a este periódico. Mis años dentro y fuera del diario fueron de construcción continua y ardua. Aprendí tanto de tantas personas que sería una obscenidad tratar de enumerarlas y correr el riesgo de dejar a alguien fuera. La vida de comentarista, al igual que la vida en general, no debe ser vista como una carrera de velocidad, sino como una carrera de resistencia. Es mi deseo y anhelo algún día regresar a las páginas de este diario, pero eso sólo lo decidirá el tiempo y la vida.

Este es un largo adiós porque durará por siempre. Haber sido parte de este esfuerzo noticioso, haber contado con la confianza de tanta gente y con la lectura de ustedes hace que este adiós no tenga fin.

Gracias y adiós.

Foro de Jovenes...

Misma corbata, por desgracia!

Debate en el IFE

Entrevista en CNN - Central Electoral

julio 02, 2009

Tu voto hará historia


Después de dos meses de campaña, hemos llegado al final de la etapa de promoción y entramos a un momento de reflexión sobre el voto.

En este tiempo, miles de mujeres y hombres socialdemócratas tomamos las calles, las redes, los caminos, los micrófonos y decretamos el inicio de una nueva forma de hacer política.

Salimos sin miedo a decir lo que pensamos, sin temor a hacer explícita nuestra agenda legislativa, sin cobardía electoral a decir: drogas, aborto, sexualidad, libertad, laicismo, corrupción sindical, violencia, narcotráfico, pederastia, trata de blancas, y tantos otros temas que la clase política ha borrado de su discurso pero que son una realidad cotidiana en nuestro país. Eso lo hemos empezado a cambiar. Y nuestro más rotundo logro, más allá de los votos, fue iniciar varios debates nacionales, y eso hace que todo haya valido la pena.

Hoy te queremos invitar a levantarte este 5 de julio y decirle a México que tiene futuro, que no está condenado a los partidos tradicionales, ni al pensamiento tradicional.

Que sí se puede tener política de principios, de ideas y de programa. Que la izquierda sí puede ser distinta a lo que se ha convertido hoy y, sobre todo, levántate a iniciar con nosotros por un cambio íntimo y profundo de nuestro país. Con la fuerza tranquila de nuestras ideas y de nuestros votos.

Hagamos historia, pensemos en libertad, votemos PSD.

mayo 29, 2009

Las mentiras del voto en blanco


Muchas personas, unas desde sus espacios de opinión y otros sólo desde su facebook o mail, están promoviendo ir a votar, pero hacerlo en blanco o anularlo como una ‘forma de protestar’ por la forma en la que se hace política en México.

Si bien me parece que todo mundo tiene derecho a hacer lo que quiera, me parece que esta campaña lejos de lograr una protesta contra el sistema político, en realidad lo termina legitimando y pudiese hasta acabar siendo una coartada para los partidos políticos tradicionales.

En primer lugar, y dado el funcionamiento del sistema electoral, un voto en blanco o de protesta no se contabiliza por sí mismo, es decir entra en la misma lista que los que votan por Cantinflas, o se equivocan al votar. En el 2006 en la votación para diputados se contabilizaron 1,033,000 votos nulos. Y eso fue sin campaña de anulación. Sin embargo para efectos de porcentaje, se utiliza sólo la votación efectiva. Es decir, sin votos nulos. Los votos nulos no cuentan en nuestro sistema electoral, son descartados como abstención simple y llana.

Por eso es que me atrevo a decir que ir a anular un voto o votar en blanco, lejos de constituir un acto de protesta o rebeldía es solamente un voto MÁS por el PRI, PRD y por el PAN. Es más hasta por el Verde. Es ir a mantener a la clase política tradicional, a la misma de siempre, es ir a regalarles un voto, una curul, un presupuesto. Así de trágico es. Y así de bien les viene esta ‘protesta’.

Aunado a ello, en el 2006 el partido que, al abrirse los paquetes electorales para un recuento, recuperó más votos fue el que, obviamente, tuvo menos representantes en casilla: Alternativa Socialdemócrata. Es evidente que se había logrado que funcionarios y representantes contabilizaran los votos de este partido como nulos para sacarlos de la contabilidad y elevar así su porcentaje de votos. Esto es, no valen lo mismo 30 votos de 100, que 30 votos de 90. En elecciones locales de 2007y 2008 se documento el uso de ‘anillos rayadores’ de votos que permiten decidir que votos se anulan y que votos se cuentan.

Las malas conciencias suponen que esta campaña por el voto nulo o blanco pudiera ser promovida por los partidos tradicionales pues constituye la coartada perfecta para elevar –tramposamente- el número de nulos, bajar la votación efectiva y tenerlo perfectamente justificado. Similar a la idea de que el spot del Panal del 2006 ‘Uno de tres’ realmente funcionó. Ese anuncio lo que logró fue darle una coartada a ese partido para no hacer tan evidente su movilización corporativa y clientelar de la estructura del sindicato. Los números no mienten: el Panal recibió, misteriosamente, dos de tres, no uno de tres.

Por eso llama la atención que las personalidades que promueven este voto en blanco sean personas que hasta hace unos meses o años promovían el voto responsable o por sí mismas. Con la idea de que si ellas o ellos contendían pues entonces el sistema política era útil, pero si no están en ningún partido la única opción es la anulación.

Para decirlo con franqueza: si anulas o te abstienes, los mantienes. Si anulas o te abstienes, votas por el PRI, PAN, PRD. Si te abstienes o anulas, les das la excusa perfecta para desaparecer a las fuerzas políticas emergentes.

Si de verdad te quieres rebelar, si de verdad quieres cambiar la forma en la que se hace y discute la política. Si de verdad te interesa generar una transformación y una protesta, vota.

Vota por el único partido que ha colocado las propuestas y las ideas por delante y que, le pese a quien le pese, no tiene dueña o dueño, ni jefes, ni mesías. Es un proyecto colectivo.

Vota libre, vota PSD.

mayo 11, 2009

La demencia verde

Este artículo fue publicado por Andrés Pascoe en Crónica sobre la pena de muerte.
Creo que resume bien mi opinión compartida con este interessante señor.
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Vergüenza de muerte

Por: Andrés Pascoe Rippey

Conforme el terror al Apocalipsis porcino se va desdibujando y podemos volver a la tragicomedia de la política mexicana, hay un tema que está recibiendo mucha menos atención de la que merece: la propuesta “ecologista” de legalizar la pena de muerte.

En efecto, cuando en otros países cuando se enteran de que en México es el Partido Ecologista el que está promoviendo una ley para empezar a ejecutar delincuentes nadie lo puede creer. Este tipo de ley, usualmente empujada por partidos de ultraderecha, nada tiene que ver con defender el medio ambiente.

Pero fuera del hecho de que tengamos el único partido ecologista facho en la región, el asunto es increíblemente grave. Me metí a su sitio web a conocer más sobre la propuesta de los verdes para matar secuestradores. Lo que hay –al menos a la vista– es una “iniciativa de ley”, firmada por la diputada Gloria Lavara Mejía. En la iniciativa, escrita con una infernal mala redacción, la diputada propone falacia tras falacia para justificar darle al Estado el derecho de matar ciudadanos.

Dice doña Lavara que la pena de muerte tiene poder disuasivo. Alega que hay lugares donde han bajado los asesinatos desde que empezaron a ejecutar a personas. ¿De verdad? Según datos oficiales de Canadá, los asesinatos han caído en 27 por ciento desde que se ANULÓ la pena de muerte. Según las Naciones Unidas —una institución un poco más seria que el Partido Verde—, los cinco países con el más alto índice de homicidio que NO aplican la pena de muerte tienen 21.6 homicidios por cada 100 mil personas; por el contrario, los cinco países con el mayor índice de homicidios que SÍ aplican la pena de muerte tienen 41.6 homicidios por cada 100 mil personas.

Estados Unidos es el último país desarrollado del mundo que aún recurre a la pena de muerte, y la zona dónde más lo hace —el sur— acapara el 80 por ciento de las ejecuciones y tiene el índice más alto de crímenes violentos.

Pero más que nada es un supuesto ridículo que el delincuente comete el crimen calculando cuál será la pena que pagará. Los secuestradores no se detienen a sacar su calculadora y pensar: “A ver, por secuestrar a este niño serán 10 años; por mutilarlo, otros ocho; por matarlo, 25…”. El criminal siempre parte del supuesto de que no lo van a agarrar.

Lo que los verdes no dicen es que no hay un solo estudio serio que vincule la pena de muerte con el declive en la delincuencia. El progreso económico y la reducción en la impunidad son lo que cambia a una sociedad, no las ejecuciones.

Más adelante, Lavara cita un estudio que concluyó que “es sentimentalismo falso” pensar que es importante la posibilidad de ejecutar inocentes. Dice la diputada que el ejecutado debió ser “vencido” en un juicio antes de pasar a la electrocución. No sé en qué país viva la diputada, pero en una nación con un sistema legal carcomido por la corrupción y aplastado por la impunidad las posibilidades de que alguien muera de forma injusta son enormes. Que le pregunte sobre la impunidad al presidente de su partido, a quien todos vimos en un video solicitando un soborno. ¿Fue de alguna manera castigado por su corrupción? De ninguna manera. ¿Ese es el sistema judicial al que esta persona le quiere entregar el derecho de ejecutar personas? ¿Realmente piensa que en este país no hay inocentes pagando penas? ¿Se empapará ella las manos con la sangre de alguien condenado injustamente?

Si lo que quiere son cifras incontrovertibles, que vea cuál es la relación racial de ejecutados en Estados Unidos. Desde 1977, blancos y negros han sido víctimas de asesinatos de forma proporcional, pero el 80 por ciento de los ejecutados por el Estado han sido negros. Nadie necesita aclarar que los ejecutados son —siempre— personas pobres que no pudieron pagarse una buena defensa.

¿A quiénes mataremos si aprobamos esta ley? A indígenas pobres. A minorías. A jodidos. Pero, bueno, ¿cuándo le ha importado eso al PVEM?

No son ganas de defender delincuentes. Al contrario: es el reconocimiento de que el delito es tan grotesco que exijo que mi gobierno no haga lo mismo.

Lo más trágico de la propuesta del Partido Verde es que no tiene seriedad alguna: ellos mismos saben que no llegará a ningún lado. Lo único que están haciendo es usar el dolor de una sociedad atormentada y asustada para su beneficio político. Si es indignante que alguien se aproveche de la pobreza, el hambre y la marginación para ganar votos —como hizo el PRI por décadas—, es mucho más bajo aprovecharse del dolor para lograr el registro. Lo que está haciendo el Verde es miserable porque están buscando usar el odio, el miedo y la tragedia para seguir exprimiendo la teta del Estado.

Esto no tiene que ver con la pena de muerte. Tiene que ver con el grotesco cinismo de un partido al que nada le importa la vida —ni de la gente ni de los animales—–. Tiene que ver con el aprovechamiento de la ignorancia y la desesperación. Con toda sinceridad lo digo: no creo que se pueda caer más bajo que eso.

Es una vergüenza de muerte.

apascoe@cronica.com.mx