mayo 29, 2009

Las mentiras del voto en blanco


Muchas personas, unas desde sus espacios de opinión y otros sólo desde su facebook o mail, están promoviendo ir a votar, pero hacerlo en blanco o anularlo como una ‘forma de protestar’ por la forma en la que se hace política en México.

Si bien me parece que todo mundo tiene derecho a hacer lo que quiera, me parece que esta campaña lejos de lograr una protesta contra el sistema político, en realidad lo termina legitimando y pudiese hasta acabar siendo una coartada para los partidos políticos tradicionales.

En primer lugar, y dado el funcionamiento del sistema electoral, un voto en blanco o de protesta no se contabiliza por sí mismo, es decir entra en la misma lista que los que votan por Cantinflas, o se equivocan al votar. En el 2006 en la votación para diputados se contabilizaron 1,033,000 votos nulos. Y eso fue sin campaña de anulación. Sin embargo para efectos de porcentaje, se utiliza sólo la votación efectiva. Es decir, sin votos nulos. Los votos nulos no cuentan en nuestro sistema electoral, son descartados como abstención simple y llana.

Por eso es que me atrevo a decir que ir a anular un voto o votar en blanco, lejos de constituir un acto de protesta o rebeldía es solamente un voto MÁS por el PRI, PRD y por el PAN. Es más hasta por el Verde. Es ir a mantener a la clase política tradicional, a la misma de siempre, es ir a regalarles un voto, una curul, un presupuesto. Así de trágico es. Y así de bien les viene esta ‘protesta’.

Aunado a ello, en el 2006 el partido que, al abrirse los paquetes electorales para un recuento, recuperó más votos fue el que, obviamente, tuvo menos representantes en casilla: Alternativa Socialdemócrata. Es evidente que se había logrado que funcionarios y representantes contabilizaran los votos de este partido como nulos para sacarlos de la contabilidad y elevar así su porcentaje de votos. Esto es, no valen lo mismo 30 votos de 100, que 30 votos de 90. En elecciones locales de 2007y 2008 se documento el uso de ‘anillos rayadores’ de votos que permiten decidir que votos se anulan y que votos se cuentan.

Las malas conciencias suponen que esta campaña por el voto nulo o blanco pudiera ser promovida por los partidos tradicionales pues constituye la coartada perfecta para elevar –tramposamente- el número de nulos, bajar la votación efectiva y tenerlo perfectamente justificado. Similar a la idea de que el spot del Panal del 2006 ‘Uno de tres’ realmente funcionó. Ese anuncio lo que logró fue darle una coartada a ese partido para no hacer tan evidente su movilización corporativa y clientelar de la estructura del sindicato. Los números no mienten: el Panal recibió, misteriosamente, dos de tres, no uno de tres.

Por eso llama la atención que las personalidades que promueven este voto en blanco sean personas que hasta hace unos meses o años promovían el voto responsable o por sí mismas. Con la idea de que si ellas o ellos contendían pues entonces el sistema política era útil, pero si no están en ningún partido la única opción es la anulación.

Para decirlo con franqueza: si anulas o te abstienes, los mantienes. Si anulas o te abstienes, votas por el PRI, PAN, PRD. Si te abstienes o anulas, les das la excusa perfecta para desaparecer a las fuerzas políticas emergentes.

Si de verdad te quieres rebelar, si de verdad quieres cambiar la forma en la que se hace y discute la política. Si de verdad te interesa generar una transformación y una protesta, vota.

Vota por el único partido que ha colocado las propuestas y las ideas por delante y que, le pese a quien le pese, no tiene dueña o dueño, ni jefes, ni mesías. Es un proyecto colectivo.

Vota libre, vota PSD.

mayo 11, 2009

La demencia verde

Este artículo fue publicado por Andrés Pascoe en Crónica sobre la pena de muerte.
Creo que resume bien mi opinión compartida con este interessante señor.
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Vergüenza de muerte

Por: Andrés Pascoe Rippey

Conforme el terror al Apocalipsis porcino se va desdibujando y podemos volver a la tragicomedia de la política mexicana, hay un tema que está recibiendo mucha menos atención de la que merece: la propuesta “ecologista” de legalizar la pena de muerte.

En efecto, cuando en otros países cuando se enteran de que en México es el Partido Ecologista el que está promoviendo una ley para empezar a ejecutar delincuentes nadie lo puede creer. Este tipo de ley, usualmente empujada por partidos de ultraderecha, nada tiene que ver con defender el medio ambiente.

Pero fuera del hecho de que tengamos el único partido ecologista facho en la región, el asunto es increíblemente grave. Me metí a su sitio web a conocer más sobre la propuesta de los verdes para matar secuestradores. Lo que hay –al menos a la vista– es una “iniciativa de ley”, firmada por la diputada Gloria Lavara Mejía. En la iniciativa, escrita con una infernal mala redacción, la diputada propone falacia tras falacia para justificar darle al Estado el derecho de matar ciudadanos.

Dice doña Lavara que la pena de muerte tiene poder disuasivo. Alega que hay lugares donde han bajado los asesinatos desde que empezaron a ejecutar a personas. ¿De verdad? Según datos oficiales de Canadá, los asesinatos han caído en 27 por ciento desde que se ANULÓ la pena de muerte. Según las Naciones Unidas —una institución un poco más seria que el Partido Verde—, los cinco países con el más alto índice de homicidio que NO aplican la pena de muerte tienen 21.6 homicidios por cada 100 mil personas; por el contrario, los cinco países con el mayor índice de homicidios que SÍ aplican la pena de muerte tienen 41.6 homicidios por cada 100 mil personas.

Estados Unidos es el último país desarrollado del mundo que aún recurre a la pena de muerte, y la zona dónde más lo hace —el sur— acapara el 80 por ciento de las ejecuciones y tiene el índice más alto de crímenes violentos.

Pero más que nada es un supuesto ridículo que el delincuente comete el crimen calculando cuál será la pena que pagará. Los secuestradores no se detienen a sacar su calculadora y pensar: “A ver, por secuestrar a este niño serán 10 años; por mutilarlo, otros ocho; por matarlo, 25…”. El criminal siempre parte del supuesto de que no lo van a agarrar.

Lo que los verdes no dicen es que no hay un solo estudio serio que vincule la pena de muerte con el declive en la delincuencia. El progreso económico y la reducción en la impunidad son lo que cambia a una sociedad, no las ejecuciones.

Más adelante, Lavara cita un estudio que concluyó que “es sentimentalismo falso” pensar que es importante la posibilidad de ejecutar inocentes. Dice la diputada que el ejecutado debió ser “vencido” en un juicio antes de pasar a la electrocución. No sé en qué país viva la diputada, pero en una nación con un sistema legal carcomido por la corrupción y aplastado por la impunidad las posibilidades de que alguien muera de forma injusta son enormes. Que le pregunte sobre la impunidad al presidente de su partido, a quien todos vimos en un video solicitando un soborno. ¿Fue de alguna manera castigado por su corrupción? De ninguna manera. ¿Ese es el sistema judicial al que esta persona le quiere entregar el derecho de ejecutar personas? ¿Realmente piensa que en este país no hay inocentes pagando penas? ¿Se empapará ella las manos con la sangre de alguien condenado injustamente?

Si lo que quiere son cifras incontrovertibles, que vea cuál es la relación racial de ejecutados en Estados Unidos. Desde 1977, blancos y negros han sido víctimas de asesinatos de forma proporcional, pero el 80 por ciento de los ejecutados por el Estado han sido negros. Nadie necesita aclarar que los ejecutados son —siempre— personas pobres que no pudieron pagarse una buena defensa.

¿A quiénes mataremos si aprobamos esta ley? A indígenas pobres. A minorías. A jodidos. Pero, bueno, ¿cuándo le ha importado eso al PVEM?

No son ganas de defender delincuentes. Al contrario: es el reconocimiento de que el delito es tan grotesco que exijo que mi gobierno no haga lo mismo.

Lo más trágico de la propuesta del Partido Verde es que no tiene seriedad alguna: ellos mismos saben que no llegará a ningún lado. Lo único que están haciendo es usar el dolor de una sociedad atormentada y asustada para su beneficio político. Si es indignante que alguien se aproveche de la pobreza, el hambre y la marginación para ganar votos —como hizo el PRI por décadas—, es mucho más bajo aprovecharse del dolor para lograr el registro. Lo que está haciendo el Verde es miserable porque están buscando usar el odio, el miedo y la tragedia para seguir exprimiendo la teta del Estado.

Esto no tiene que ver con la pena de muerte. Tiene que ver con el grotesco cinismo de un partido al que nada le importa la vida —ni de la gente ni de los animales—–. Tiene que ver con el aprovechamiento de la ignorancia y la desesperación. Con toda sinceridad lo digo: no creo que se pueda caer más bajo que eso.

Es una vergüenza de muerte.

apascoe@cronica.com.mx