mayo 18, 2016

CDMX: Una ciudad sea progresista y de derechos para los ciudadanos, no para las clientelas.



Este 5 de junio la ciudad de México va a la urnas a decidir quiene serán los 60 diputados que redactarán la Constitución de la Ciudad de México


La formula independiente numero 10, integrada por Ricardo Pascoe Pierce y Facundo González Bárcenas, suplente, compiten con una visión concreta: 

- Hacer que esta ciudad sea progresista y de derechos para los ciudadanos, no para las clientelas.

Propuestas Para Una Nueva Ciudad

Las propuestas para la Ciudad de México aquí contenidas parten de nuestra experiencia adquirida durante años de trabajo tanto en la administración pública, la academia como en la actividad política. Ambos buscamos lo mejor para nuestra ciudad. De ahí nuestro afán por participar en la Asamblea Constituyente.

I.               RÉGIMEN DE GOBIERNO

La estructura política de la administración pública capitalina debe ser replanteada a fondo. Se requiere una reingeniería orgánica completa para lograr una nueva definición funcional del gobierno en la que prive el criterio de la redistribución más amplia de la toma de decisiones.La estructura de gobierno concentrada en el llamado gobierno central se ha  agotado por su obesidad, ineficiencia y corrupción. No es capaz de reaccionar con soluciones a los grandes problemas que enfrentamos ni tampoco a los pequeños. Ni regula ni resuelve. Incluso, este modelo de gobierno centralista es la negación del diseño federalista que pregona la Constitución nacional.
Es, entonces, imperativo discutir el sistema de gobierno de la ciudad, los pesos y contrapesos entre poderes para asegurar el buen gobierno, los instrumentos para la toma de decisiones, la participación ciudadana vinculante, la transparencia y la rendición de cuentas y el ejercicio pleno de los derechos humanos y sociales. El debate de fondo es si la Ciudad de México deberá tener un gobierno descentralizado o continuar con el modelo híper centralista que hoy prevalece.La propuesta es poner de cabeza la estructura de gobierno de la ciudad. La única forma de convertir este aparato en algo funcional y útil es descentralizando facultades y presupuesto. En materia de contrapesos, los puestos de jefe de policía, procurador, secretario de finanzas y presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje debieran ser propuestos por el Jefe de Gobierno y ratificados por el Congreso local.
Es necesario avanzar decididamente hacia un servicio civil de carrera que dignifique y capacite a los funcionarios públicos, que evite la colonización patrimonialista de los poderes públicos por parte de los partidos políticos y responda a las necesidades de la ciudad.La capitalidad se refiere a la condición de la Ciudad de México como capital de la República y el espacio que comparten los poderes federal y local. Deben existir normas reglamentarias convenidas entre ambos niveles de gobierno para coordinar esfuerzos en las materias que se determinen como de interés común, acompañado del acuerdo presupuestario correspondiente.


II.             ALCALDÍAS

Si se mantiene el centralismo gubernamental y administrativo en la ciudad, se presentará la contradicción de alcaldes electos por la ciudadanía pero con dependencia presupuestal y administrativa hacia el gobierno central; esto hará que los alcaldes sean rehenes del centralismo y no tengan capacidad para responder con efectividad a las exigencias y demandas de su electorado.Esta situación crea un conflicto para los alcaldes: al priorizar al gobierno central por encima de su electorado, se vuelven rápidamente impopulares en su territorio, con lo que, por cierto, se establecen condiciones para que, cuando exista la reelección, muchos alcaldes no sean votados para un segundo periodo de gobierno. Pero lo más importante será su condición de ser “candil de la calle y oscuridad de la casa”.Debe impulsarse la descentralización y readscripción de facultades y atribuciones entre gobierno central y alcaldías, a fin de acercar la toma de decisiones vitales a los lugares donde habita la ciudadanía, facilitando la participación vecinal en la construcción de su ciudad. Es necesario otorgar más atribuciones operativas a las alcaldías, que deberán asumir gran parte de las funciones de ordenamiento territorial y operacional para mejorar los servicios que presta el gobierno a la ciudadanía. El gobierno central deberá jugar una función de regulación y supervisión. Esto significa restarle facultades al gobierno central para dotárselas a las alcaldías, incluyendo autoridad sobre la policía de tránsito y el cobro de ciertos impuestos, como el predial.Para ello, debe redistribuirse el presupuesto. Mientras hoy el gobierno central ejerce 80% del presupuesto y las alcaldías el 20% restante, esa proporción deberá cambiar a, por lo menos, 50%-50%. Ese hecho, en sí, será una revolución en la ciudad. Asimismo, los concejeros de las Alcaldías debieran ser puestos honorarios, y no asalariados del presupuesto público.

III.            DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

Es de fundamental importancia impulsar decididamente mecanismos de  democracia participativa y contrapesos efectivos con los consejos y organizaciones de plena representatividad de las comunidades de la ciudad, para asegurar los esquemas de participación ciudadana en la formulación de leyes y políticas públicas.Deben crearse mecanismos de participación que otorguen real capacidad de decisión a los ciudadanos, entre ellos el de revocación de mandato, plebiscito, referéndum y consulta pública, definiendo perfectamente los casos aplicables y cuyos resultados deben ser vinculatorios para las autoridades ejecutivas y legislativas. Se trata de reconocer a la ciudadanía capacidad de decisión y no sólo el derecho de opinar.
El gobierno de la ciudad y las alcaldías deberán respetar la anuencia vecinal, figura jurídica que se establecería en la Constitución y que obligaría al gobierno a consultar sus decisiones y proyectos de obras con los vecinos, incluyendo cambios en los usos de suelo y en los programas delegacionales y parciales.
Es indispensable conceptualizar de otra forma la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. Deberemos transitar de la actual cultura participativa marginal, poco importante y no vinculante, a la cultura de las decisiones vinculantes que partan de una comunidad incluyente y participativa. Para ello, la Constitución deberá concebir a la comunidad participante como un poder instaurado, al igual que los otros tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

IV.           TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS

En la Constitución deberán quedar plasmados los criterios de transparencia y rendición de cuentas como posibilidad de participación ciudadana en el combate a la corrupción y a la impunidad, y en la vigilancia sobre la administración de la hacienda pública.Junto con la descentralización de funciones de gobierno, deberá equilibrarse con una mayor vigilancia efectiva de la ciudadanía sobre sus gobernantes locales. Al acercar un gobierno funcional a la gente, también se permite una mayor vigilancia ciudadana en materia de planes y programas, facilitando mayor eficacia en el combate a la corrupción. Con gobiernos más cercanos a los vecinos, se tendrá un gobierno que le responda mejor a la gente, pues se sabrá más vigilado por un pueblo informado.La transparencia y rendición de cuentas requiere organismos con total autonomía de los tres poderes de gobierno, para cumplir a cabalidad su función. Los integrantes de este nuevo poder deberán gozar de un presupuesto suficiente para desarrollar sus funciones, habiendo sido nombrados con dos métodos: unos por el congreso local y otros por elección popular.Al mismo tiempo, un gobierno más cercano a la gente puede ser vigilado y llamado a cuentas más fácilmente. Además de descentralizar la estructura administrativa, tendrán que definirse los mecanismos que harán posible el acercamiento de los ciudadanos a los proyectos que propone la autoridad, para su fiscalización y rendición de cuentas. Sin una participación ciudadana vinculante, la ciudad no saldrá adelante.

V.             DERECHOS

La Constitución debe establecer los derechos y las obligaciones de la ciudadanía. En este caso, la Ciudad de México ha demostrado ser liberal, aunque aún hay tramos importantes que avanzar. Deben respetarse el ejercicio de todos los derechos humanos y sociales adquiridos, sin condicionamientos ni coacción por parte de las autoridades o partidos políticos.

VI.           DERECHOS LABORALES

El mundo laboral debe rescatarse para enaltecer la calidad de vida en el trabajo, el respeto a la organización colectiva de los trabajadores y la defensa y ampliación sus derechos laborales y sociales.

VII.          DESARROLLO URBANO

La Ciudad de México se encuentra en una encrucijada. O se replantea de forma y fondo para rescatar su viabilidad como entidad urbana sustentable, o seguirá por su actual ruta hacia una fractura urbana para las futuras generaciones.El desarrollo urbano debe caracterizarse por su sustentabilidad social y ambiental. Se trata de construir una ciudad para los ciudadanos, caminable y vivible, rechazando un modelo urbano depredador que no contempla la integración social ni ambiental como valor supremo.A la par de lo anterior, deberán replantearse todos los instrumentos y mecanismo  actualmente existentes para diseñar e instrumentar el modelo de desarrollo urbano de la ciudad, con todos sus temas sucedáneos: usos de suelo, movilidad, planes de desarrollo urbano de las alcaldías, planes parciales y las reglas para su aprobación. La Constitución deberá consagrar el derecho a la planificación de ciudad a largo plazo, rechazando expresamente el “urbanismo express” que hoy permea los planes capitalinos.En este ámbito tendrá un importante impacto incorporar la figura de la anuencia vecinal en la Constitución, que obligará a la autoridad a la consulta ciudadana vinculatoria sobre modificaciones de usos de suelo, proyectos urbanísticos de impacto, entre otros.

VIII.        COMERCIO INFORMAL

Todas las personas que laboran en cualquier modalidad de informalidad debieran ser reconocidas en la Constitución como agentes que realizan actividades legales y merecedoras de prestaciones, como sujetos de ley, y no meros objetos de atención del Estado. Será necesario ordenar la vía pública, respetando los derechos de todos, tanto de movilidad como de seguridad.

IX.           POLITICA SOCIAL

En la Constitución deberán incorporarse criterios para preservar y ampliar los derechos sociales y erradicar el clientelismo, el corporativismo y el patrimonialismo en la implementación de los programas sociales.

X.             EQUIDAD DE GÉNERO

Consagrar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. La misoginia permea, por ejemplo, dentro de los ministerios públicos, no sólo en el transporte público. Es necesario plantear no sólo derechos, sino el impulso a una educación, desde los hogares, de una cultura de equidad y combate a la misógina y la violencia contra las mujeres.

XI.           DIVERSIDAD SEXUAL

La diversidad de opciones y alternativas al crear núcleos familiares deberá respetarse como un derecho inalienable de las personas, al igual que sus preferencias sexuales y religiosas.

XII.          COORDINACIÓN METROPOLITANA

La reforma política establece que el Congreso de la Unión creará un Consejo de Desarrollo Metropolitano para atender problemas comunes de la zona. No parece conveniente que este Consejo sea creado unilateralmente por la Federación, sino que debe ser resultado de un convenio entre Federación y entidades de la zona metropolitana, ratificado por los respectivos poderes legislativos, y con suficiencia presupuestal.

mayo 20, 2012

Temas olvidados


En este proceso electoral hemos escuchado mucho sobre pocos temas y poco o nada sobre asuntos relevantes para la vida de nuestra sociedad.
Todos los candidatos han delineado con mayor o menor talento su programa de crecimiento económico y de generación de empleos. Curiosamente ayer la candidata panista, Josefina Vázquez Mota hizo una defensa sólida y clara del estado que guarda la economía nacional: no estamos mal. Sin embargo la percepción generada por el proceso político es completamente distinta. 
En el tema de la seguridad y la violencia descomunal que hemos visto, todos se acercan a las mismas ideas. Aquí hay poco que proponer y los candidatos, con algunos matices en derechos humanos y encuadre estratégico, terminan por reconocer que seguirán la misma estrategia que el actual gobierno. Y tienen razón, en este punto no hay inflexión posible, solo dirección y fuerza. 
Frente a casos como la batalla por Sinaloa y el recrudecimiento de la violencia en Nuevo León, para diciembre que asuma el nuevo presidente, el camino no habrá de variar: profesionalización de federales, operativos militares para reforzar a fuerzas locales y purgas transversales en las instituciones de seguridad.
Así podemos ir desgranando los temas y los ruidos. Mucho ruido sobre promesas cumplidas o no, mucho ruido sobre ser o no diferente, mucho ruido sobre la potencia o no de la juventud. Pero pocos temas.
Entre todo este ruido hay  algunos silencios que son más graves o preocupantes que otros, y estos silencios se debiesen de romper para dar paso a dilucidar si hay grandes distancias entre los propios candidatos.
Un tema que no ha relucido en el debate nacional es el de la vida internacional y la agenda nacional frente al mundo. ¿Qué tipo de papel queremos jugar? ¿Cómo recuperamos un lugar en el concierto latinoamericano? ¿Qué potencia y perfil se le dará a la cancillería?
Es relevante porque en unas semanas se realizará en México la reunión de los veinte países más importantes del mundo. El famoso G20. Los Cabos serán escenario de una de las cumbres en las que se discute el mundo, su agenda y se avanzan alianzas estratégicas para atender las grandes preocupaciones globales. 
Se discutirá la crisis económica mundial y en particular la europea, se revisarán acciones colectivas e individuales, los mandatarios se reunirán entre ellos para revisar las relaciones y los temas entre todos los países. Es un momento de enorme importancia global y no tenemos idea de que opinan los candidatos de estos sucesos, o como se asumen frente a las incertidumbres de la globalización.
No sabemos qué les parece más importante si la relación con estados Unidos o con Sudamérica, no sabemos qué opinan de la posición económica de nuestro país en el mundo, ni las prioridades frente los debates globales. No sabemos qué tipo de política internacional querrán impulsar y que estrategias utilizarán para estrechar lazos con otras naciones.
Y es importante este debate porque si algo es cierto es que nuestro país enfrenta una crisis de imagen, la violencia y sus estragos son un tema abordado recurrentemente en noticieros extranjeros y no siempre con una visión equilibrada, más viene estridente. Y nuestra realidad no ayuda, su estridencia es evidente, es cegadora.
Los 49 cadáveres mutilados que aparecieron en Cadereyta son el tipo de noticia que nos construye una reputación, que instala ideas sobre qué es México.
Esto hace aun más crítico que nuestra clase política tenga este tema olvidado. Porque los medios y mecanismos para enderezar la imagen país deben ser puestos sobre la mesa del debate y no sólo pensar en que nuestra solución se dará sola. 
Quitarle a México los tonos de la guerra contra las bandas criminales, se logra con una visión integral del país que somos y del país que queremos ser, y esa definición está ausente de las elecciones, de las campañas.
Me gustaría oír, conocer y entender qué tipo de políticas públicas, estrategias políticas y mecanismos de comercialización sugieren los contendientes para remontar nuestro lugar y asegurar que tanto el turismo como la inversión no nos consideren un lugar poco seguro o disfuncional.
Hoy sabemos todo lo que hace el gobierno federal en este sentido, conocemos la política internacional del presidente Calderón y sabemos que dedicó gran parte del sexenio a recuperar las relacione deterioradas por un foxismo irrespetuoso y beligerante. Sabemos que ProMéxico avanza con campañas de posicionamiento frente a la realidad para dar información precisa a los públicos objetivos de la verdadera magnitud de la inseguridad, y su sectorización. 
Ojala los candidatos recuperen la memoria y hablen de este y otros temas olvidados.


@lucianopascoe

mayo 13, 2012

La última sobre el debate y nos vamos

A Carla, en su primer año de fabulosa maternidad


Francamente el debate ya ha sido suficientemente discutido y analizado, sé que ya todo mundo dio sus múltiples veredictos, que van desde el triunfo de todos los candidatos hasta la derrota de todos.
Sin embargo hay cuatro ideas que me parecen centrales para cerrar ese tema y seguir a otro cosa en nuestra vida pública, la distribución de los temas corresponde a Estrategia Total, que ha lanzado un exquisito sitio de información política y electoral y que se encuentra en www.estrategia2012.com, muy recomendable para acceder a toda la información relevante de nuestra vida pública.
Cuando no perder es ganar. La gran duda quedo resuelta: Peña Nieto encaró a sus críticos, respondió, dio argumentos, esgrimió sus posturas y, más allá de ciertos deslices la conclusión es clara: no cometió errores y salió medianamente intacto.
El puntero no sólo respondió los ataques de Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, también se mantuvo en la disciplina del “compromiso” e hizo acusaciones a ambos que siguen en la agenda de análisis mediático de la semana. Es decir los tocó, e impuso la agenda de temas que hoy por hoy sus adversarios siguen contestando, rebatiendo y comprobando. Al no perder, ganó tiempo valioso hacia el día de la jornada electoral.
Un segundo lugar indefinido. Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador dedicaron toda su atención a Peña Nieto y nunca se contrastaron mutuamente. El resultado: algunos ataques bien articulados al puntero, pero poca claridad sobre lo que implicaba la “diferencia” de Vázquez Mota, y el “cambio verdadero” de López Obrador.
Ambos terminaron como empezaron, con una notable confusión sobre quién es el segundo lugar. Y esto no es menor frente a los pocos días de campaña que restan, ante la falta de definición sobre el segundo lugar, el voto útil anti priista está aún a la espera para tomar una decisión de por quién irán a votar el primero de julio, y no queda claro si tendrán tiempo alguno de estos candidatos en lograr un consenso competitivo frente al PRI.
Un Presidente intocado. La vasta mayoría del tiempo dedicado estuvo concentrado en los ataques y respuestas del puntero, el gobierno federal y el presidente Calderón, pasaron inadvertidos en todo el proceso de debate. No existieron pronunciamientos de fondo sobre los temas más controversiales, en particular, la estrategia de seguridad, y los indicadores de pobreza y crecimiento económico.
Vázquez Mota no tomó una decisión clara para potenciar la bandera de la continuidad o de la diferencia con la administración actual, dejando pasar la sensación de que la situación económica del país es mala o al menos peor en percepción que en realidad. Esta es una omisión discursiva para los candidatos de oposición, pero también para la candidata panista.
Una sorpresa con consecuencias. Para Quadri este fue su momento de despegue político. El debate le permitió ser el distinto, le dio las herramientas para colocarse como el estadista, el que conocedor, el que tiene propuestas. El que sí se atreve a decir lo que opina.
En un escenario de riesgo cero, el candidato de Nueva Alianza se configuró como una alternativa real para todas aquellas personas que no quieren votar por los partidos tradicionales, o los candidatos tradicionales. Pero además, para el malestar de sus adversarios políticos, Nueva Alianza demostró que su estrategia de ruptura con el PRI y de construcción de una cuarta vía, ha sido por demás redituable, y que además de su capacidad de movilización han logrado conectar con una población amplia.


Mancera, imbatible. 
Ya todos hemos visto las encuestas del Distrito Federal que documentan un crecimiento incesante del candidato del PRD, Miguel Ángel Mancera y un estancamiento del PRI y del PAN. Curiosamente es Acción Nacional quien está en un lejanísimo tercer lugar y esto pone en riesgo varias de sus posiciones en la Asamblea Legislativa y delegaciones. Gran lección para un partido que era segunda fuerza y ahora se desdibuja ante liderazgos poco representativos y sin congruencia política ni estructural. El PAN nunca logró demostrar su viabilidad para ser alternativa de gobierno en la ciudad.
Lo que sí parece que podría afectar a Mancera es la pobrísima campaña de medios que tiene desplegada. Anuncios mal producidos, con audio cantinero y mensajes de consulta en lugar de propuestas de solución, se antojan desfasados para un candidato que debiese de estar, ya, delineando su gobierno y sus acciones.


Twitter: @lucianopascoe

Violencia hacia la verdad


Cuando se ocupa un lugar en una lista en la que se comparten honores con Irak, Somalia, Filipinas, Sri Lanka, Colombia, Nepal, Afganistán, Rusia y Pakistán, puede calcular que el índice medido no será halagüeño.
Y así es. Estos son los países con mayor índice de periodistas asesinados en la impunidad. Nosotros ocupamos el octavo sitio, entre Afganistán y Rusia.
Trágicamente nuestro país ha ido ocupando cada vez más un lugar relevante entre esas naciones en las cuales ser periodista implica correr riesgos importantes. Este es un tema clásicamente politizado para cuestionar a gobiernos, señalando que ellos son responsables de la violencia o que ellos son ineficientes para proteger a los reporteros en sus labores.
Esto es cierto pero también debemos de ser capaces de ver el otro lado de la moneda: somos una sociedad que ningunea y menosprecia el valor de la verdad. No nos gusta que se revelen cosas de nuestra historia. Preferimos que no se toquen temas, porque las verdades que se entrañan nos duelen o molestan. Es más, preferimos decir que sí a peticiones que en el fondo no queremos realizar.
Somos una sociedad que tiene dificultades encarando la verdad, y eso no es exclusivo de los gobiernos o de sus funcionarios. Preferimos callar al historiador que nos revela que el padre de la patria tuvo dos hijos, siendo cura, que entrar en un proceso de desmitificación de nuestro pasado. O que los niños héroes no jugaron en realidad un papel más heroico que defenderse hasta la muerte, sin los añadidos elementos de color como envolverse en una bandera y lanzarse al vacío —siempre he sospechado que atrás de esa historia hay un resbalón o tropezón que explica una caída con una bandera.
Por esta tenue fobia a la verdad es que creo que nos explicamos una posición arisca, desconfiada o titubeante hacia los que, por profesión, se dedican a buscar la verdad y luego a exhibirla. Este hábito creo que se manifiesta con poca pasión, pero de forma transversal en nuestra sociedad. Los burócratas huyen al ver una cámara de video, los vecinos no le abren al reportero que indaga un asesinato en la colonia, los padres deciden no hacer público un abuso de autoridad. Los políticos mandan sendas cartas aclaratorias a sus propios dichos.
No, ser periodista en México no es fácil. Implica que deben enfrentar resistencias, mentiras, tensiones y a veces agresiones. A veces la muerte.
Y este sí un asunto importante, relevante, crítico. Es un asunto que está en crecimiento, los criminales organizados han decidido que abatirán las voces de aquéllos que descubran o develen temas que para ellos son delicados. Han decidido que con balas callarán las voces. Y no hay un periodista en zonas de alto riesgo que no viva jugando con el equilibrio de reportar y no exponerse en extremo.
Yo no soy de aquéllos que creen que todos los periodistas asesinados lo son por su profesión, pero muchos sí. Al final con que exista uno solo, es suficiente. Hay que recuperar el valor del periodismo, del reportero, de la profesión que nos ayuda siempre a entender un poco más nuestro mundo.
Hay que aquilatar las noches que se pierden de sus camas, persiguiendo una historia relevante, desenmascarando la vileza del mundo, documentando atrocidades de gobiernos, o el dolor humano.
No podemos permitir que un estado de terror se instale y limite, merme la posibilidad de que el periodismo libre exista en nuestro país. Que buscar la verdad se remplace por el miedo a encontrarla, que el terror a ejercer con talento y eficiente, y ética el periodismo sea motivo de temor o peor aún, de muerte.
Que estemos en este escandaloso lugar significa que hemos fallado como sociedad, no sólo como gobierno, para cuidar a los reporteros. Que hemos sido indiferentes e indolentes ante la histórica dificultad de lograr erradicar la violencia hacia la honestidad.
No dejemos que este mundo de ataque a las historias se haga realidad. Abatamos la violencia hacia la verdad, desde nuestras propias casas, desde nuestras propias vidas, desde nuestras propias conciencias.
Twitter: @lucianopascoe

Votando por el enemigo


El cansancio y hartazgo que una parte importante de la sociedad siente hacia la clase política, las campañas y el ejercicio de gobierno en general, hace que el debate alrededor del voto nulo o en blanco se reavive y tome nuevos bríos.
El tema está tan vigente que el propio Instituto Federal Electoral hizo un anuncio en el que intenta estimular el voto y además abatir la apatía ciudadana. El spot no es particularmente genial, sobre todo porque no coloca el verdadero dilema en el que la gente está: no les cae nadie lo suficientemente bien para votar por ellos.
Recurrentemente oímos a gente en nuestros eventos sociales o familiares decir que no hay a quién irle y que una parte de nuestra sociedad está entre no votar o anular su voto.
Para mí este tema amerita una reflexión sobre el lugar en el que está nuestra democracia y las exigencias que le hacemos a la misma. Pareciera que desde el año 2000, con la alternancia en la Presidencia de la República, suponíamos que el país cambiaría solo y de golpe, que la democracia y la alternancia en sí mismas eran la solución.
Hoy estamos frente a la realidad: la democracia es sólo una herramienta para ir logrando construir entre todos un tipo de país, un orden social y político con el que podamos implementar cambios y corregir errores. Hoy sabemos que la alternancia por sí misma no alcanza, y que los gobiernos enfrentan dificultades tan extensas que ‘resolver’ todo de un plumazo es una lejana fantasía.
Y es precisamente en ese aprendizaje que muchos se sienten decepcionados por los partidos, los políticos y nuestro sistema electoral. La tentación inmediata es ir a protestar en la urna tachando toda la boleta, en un acto de rebelión y queja.
Si bien es entendible este sentimiento, esta acción no es más que una forma absurda de anularnos del proceso colectivo que nos hemos dado para transformar México.
El voto en blanco o anulado tiene una trágica pero real característica: no cuenta. Literal, no filosóficamente. Los votos anulados son sacados de la votación válida emitida. Esto es que de 100 votos emitidos, si 10 son nulos, la votación sobre la cual se distribuyen diputados o se definen presidentes son los 90 votos válidos.
Para cualquier efecto aritmético anular el voto es lo mismo que votar por el que te parezca la peor opción electoral. Es votar por tu enemigo, por ese partido que menos te agrada.
Así que, ¿qué hacer? En mi opinión, sí hay una salida para aquéllos que no se sienten identificados con ninguno de los proyectos políticos, pero que al mismo tiempo no tienen ganas de ser unos dogmáticos irredentos con el facilísimo lugar de la protesta vacía: el voto sofisticado.
El valor máximo de nuestra democracia es que ya no hay dueños únicos del quehacer político. Hoy hay fuerzas, pesos y contrapesos en todas las decisiones del espectro ejecutivo y legislativo.
Esta pluralidad de la vida pública hace que nadie pueda imponer por completo su visión de las cosas, ni acabar con la libertad de opinar y mantiene vivo el pensamiento crítico. Aunque a veces vemos con ojos fastidiados los debates en el congreso, la realidad es que esos debates impiden que unos u otros se queden con todo.
Pero para mantener la pluralidad de nuestra sociedad y la riqueza que de ella emana, necesitamos tener votantes y ciudadanos sofisticados, que en vez de ver en el voto un acto visceral o disciplinado, lo vean como una herramienta para distribuir el poder, para equilibrarlo.
El voto sofisticado hace que definamos, en la reflexión solitaria o colectiva, a quién le daremos el beneplácito presidencial y bajo que ponderaciones: continuidad, alternancia hacia el priismo o alternancia hacia el lopezobradorismo, o apuesta por nuevos proyectos como Quadri. Y desde esta postura desencadenar los demás votos por acomodo estratégico.
Esto implica darle el voto a diputados federales, a la fuerza que creemos representa posiciones críticas a nuestro voto presidencial, mientras que al senado podríamos votar por las fuerzas que vemos que aportan más en el debate federal.
Esta sofisticación del voto nos hace ciudadanos que tenemos que informarnos más y mejor, además de que añade un sentido estratégico a nuestros votos. Se diluyen las posiciones que suenan cómodas y toman forma ideas sobre cómo sí y cómo no se debe dirigir al país en sus diversos ámbitos.
No votemos este 1 de julio por nuestros enemigos, hagámoslo por la combinación que, en nuestra opinión, mejor representa la pluralidad y fuerza de México. Sofistiquemos nuestro voto.
Twitter: @lucianopascoe