diciembre 09, 2006

Calderón y Ebrard, choque de gabinetes


Tanto Felipe Calderón como Marcelo Ebrard nombraron a las y los integrantes de su gabinete con una lógica similar: las necesidades políticas del momento.
Sin embargo los resultados son distintos y llevan a reflexiones interesantes. Ambos mandatarios, uno nacional y el otro local, buscaron construir equilibrios que les garantizaran capacidad de acción con sus partidos, que les resolvieran sus cuotas y compromisos de campaña y, sobre todo, que los sacaran del momento político que se vive en el país. Ambos colocaron personas leales en puestos claves, sacrificaron a sus equipos cercanos en esta primera etapa y privilegiaron sus cálculos políticos inmediatos.
Esto no significa que ninguno de los dos sea malo o bueno, simplemente que en ambos se percibe una lógica de transición del momento nacional y local, más que la implementación de sus equipos ideales.
Calderón pareciera haber tenido que voltear hacia adentro de su partido para construir los equilibrios que le permitieran sortear tanto su toma de protesta como algunas reformas legislativas importantes – no se diga el cabildeo y la aprobación de su presupuesto – mientras que Ebrard jugó a la política interna y privilegió a sus aliados y marginó – como Jesús Zambrano dejó en claro al rechazar la secretaría 'virtual' que le ofrecieron – a sus adversarios dentro de las propias filas perredistas.
Gobernación, duros versus conciliadores. El caso de las secretaría de gobernación, en el caso del Distrito Federal de gobierno, ambos optaron por leales y cercanos – pero con perfiles diferentes. Ramírez Acuña no sólo fue el que destapó a Calderón, es también una de esas personas que se jugó muchas cosas para que su candidato llegara a la presidencia de la república, pero además cumple con el requisito de ser panista, leal y dispuesto a construir un equipo de consenso con el presidente. Todo esto le permite a Calderón saber que tiene una pieza que jugará con él, que construirá con su partido, aún cuando ha sido duramente reprobado por la clase política y en particular por los partidos de oposición por su historial de mano dura (o como dicen los gringos 'trigger happy').
El caso de Ebrard es relativamente parecido. José Angel Avila ha sido un cercano del ahora jefe de gobierno desde hace años. Cuidadoso y experimentado, Avila no pertenece a ninguna corriente del PRD y eso le resuelve un problema a su jefe, pero le genera otro. Al no ser de ninguna ‘tribu’ Avila aparece como una posibilidad de conciliación, sin embargo esa es precisamente su debilidad, pues la forma de operar dentro de ese partido, la construcción de equilibrios son ciencias sólo conocidas a plenitud por sus participantes activos, de los que Avila es aún ajeno. Ahí recae su gran reto.
Mujeres, calidad versus cantidad. El gabinete de Marcelo Ebrard cumplió con una presencia de mujeres muy importante y que vale la pena resaltar, sin embargo fuera de dos de ellas – Martha Delgado y Malú Micher- , el resto son más bien cuotas de partido que profesionales en su ramo. Mientras que Calderón tiene menos representantes femeninas pero con mayor calidad, como son el caso de Josefina Vázquez Mota y Patricia Espinosa. El gobierno de Lopez Obrador, a pesar de tener una cantidad importante de mujeres, optó por un equipo incondicional y poco proactivo. Podríamos decir que sí se necesitan más mujeres pero también mujeres con talento y visión, compromiso y autonomía.
Desarrollo social, corporativos versus incógnitas. La secretaria de desarrollo social, en ambos niveles, se ha convertido en un espacio de visibilidad de un proyecto político. Marcelo Ebrard decidió, o cedió como se le quiera ver, colocar a Martí Batres, corporativo histórico del PRD y de esta ciudad, al frente de la institcuión que 'reperte' el bien social. El riesgo que se corre con este nombramiento es enorme. En primer lugar por el evidente riesgo de que Batres use este espacio para consolidar clientelas que le permitan extender su influencia y poder político a costa de la construcción de ciudadanía. Pero además significa que la lógica asistencial y de dadivas se consolidara en este sexenio en el DF. Martí Batres usará, que no nos quede duda, este espacio para fortalecer su espacio político y ensanchar las filas de sus clientelas, y eso no es una buena noticia para ningún capitalino, mucho menos para sus adversarios políticos en la ciudad. Calderón, por su parte, nombró a Beatriz Zavala en esta secretaría, de Zavala se sabe poco y, más allá de su lealtad al presidente, esta por verse que tipo de programas y dinámicas impone desde ahí. Si es clientelar o no, esta aún por verse.
Hay muchas comparaciones más que destacar, pero queda claro que ambos resolvieron sus equipos para una etapa y será importante dar seguimiento a sus acciones, exigir transparencia de ambas gestiones – la perredista en particular deberá hacer un compromiso mayor en el tema – para asegurarnos que tengamos los mejores gobiernos posibles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que ambos han sumado a gente en base a lealtades. Al final, nuestros politicos reconocen que no vale la pena andar experimentando con "encontrar a los mejores para el puesto", para que luego esos mismos "mejores" se dediquen a avanzar su propia agenda politica y no la de sus jefes. Excelente leccion bien aprendida de quiza el mas grande error de Fox, quien junto un equipo tan inverosimil como Munoz Ledo, Creel Castaneda, Zochitl, Aguilar Zinser y Derbez otros mas que se dedicaron a defender sus principios, ideologia, agenda politica y absolutamente todo menos la agenda del Presidente Fox.
Ahora Felipe Calderon basa sus gente en principios basicos como la lealtad y el pragmatismo, y tambien la coyuntura politica que no debe nunca ignorarse. El espera de ellos que se sacrifiquen por cumplir con los objetivos que el plantea. Marcelo Ebrard tambien comienza a construir su propio mundo alrededor de su gobierno a base de lealtades.