noviembre 10, 2009

Los dramas de nuestros derechos


La elección de Raúl Plascencia como nuevo Ombudsman del país se da en un contexto trágico para la lucha de los derechos humanos en México. Pero para no quedarnos en la tragedia, quisiera documentar los dramas que esta elección deja.
Drama 1.
Emilio Álvarez Icaza, contrincante de Plascencia, fue directamente cuestionado por la jerarquía católica y fue objeto de un intenso cabildeo de los conservadores para detener las aspiraciones de este hombre que defendió el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. La ofensiva anti-laica tuvo varias características lamentables: la primera es que nadie se quejó. Ningún senador, diputado, integrante de partidos políticos, dijo pió ante la injerencia de estos personajes en la vida pública y política del país; la segunda es que ganaron. Así, el Senado de la República se volvió un instrumento de los poderes fácticos y conservadores del país.
Drama 2.
Con la elección de Plascencia se dará continuidad al proyecto de Soberanes: antiguo, timorato, pro gobiernista y poco valiente. Es una lástima que un proyecto que buscaba poner a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a la vanguardia mundial, recuperando las mejores escuelas y experiencias internacionales, se haya quedado en el tintero frente a una visión rancia y disfuncional. El problema, más allá de la modernidad, es que para cambiar a este país no sólo requerimos de mejores ingresos para la gente en pobreza y pobreza extrema. No. Requerimos concebir a la salud, la educación y las libertades sexuales, personales e intimas, como derechos humanos respetados transversalmente. En este país la desigualdad seguirá existiendo si no somos capaces de darle derechos efectivos a la población.
Drama 3.
El PRI sigue tomando las decisiones frente a un PAN que, atrapado por sus combates fiscales, cede ante todo y un PRD incapaz de negociar cualquier cosa. La izquierda, entre sus demencias radicales y sus negociaciones financieras para sus estados gobernados (sólo hay que ver como votaron los diputados perredistas y petistas frente al presupuesto por instrucciones de Ebrard), ha perdido la noción de las batallas trascendentales. Esta, la de la CNDH, era una de ellas. Ante la evidente plancha que venía frente al presupuesto de ingresos, debieron haber construido una negociación para lograr que durante los próximos cinco años, este país tuviese un hombre que realmente defendiera los derechos de la gente.
Pero no. El PRD, hundido en minúsculos debates, deja pasar toda oportunidad de avanzar la agenda progresista y el PRI gana todas las manos gracias a una izquierda disfuncional y una derecha cautiva en todas las negociaciones.
Los derechos humanos en México se convirtieron, drama tras drama, en un coto de poder y no en una prioridad nacional. Aún así hay que darle a Raúl Plascencia el beneficio de la duda. Ojalá logre demostrarnos a todos que estábamos equivocados sobre su nombramiento.
Por lo pronto ganó la derecha, los conservadores, los que desean que los derechos humanos sean un lujo para unos cuantos y no una garantía para todas y todos. Queda un tema en el que veremos a Plascencia en su dimensión real: el aborto. Si ahí flaquea, tartamudea o se vuelve un promotor de la 'vida', vendrán duras y largas luchas. Y la izquierda tradicional seguirá muda.

1 comentario:

Diana Delfin dijo...

La elección de ese ombusman es un claro ejemplo de que el PRI al parecer está olvidando sus promesas. Como mujer (adolescente, pero al fin y al cabo mujer) me siento decepcionada porque una persona que defendía nuestros derechos fue ignorada.
Además de eso, tambien enojo de mi parte hacia la iglesia católica por que gracias a ella el país no ha podido progresar en materia social.