Larry Magic Jonhson, estrella del basquetbol profesional, se retiró al saber que era seropositivo. Se retiró en medio de una larga discusión sobre si su condición era un factor de riesgo para los demás jugadores. A partir de esa discusión, él, como miles de otros seropositivos, han dedicado su vida a una tarea esencial: derrumbar los mitos alrededor del Sida y de todos los factores sociales que le rodean.
En sus inicios, la enfermedad de los ‘gays’ como peyorativamente se le llamó en los años ochentas, ha estado cargada de prejuicios, discriminación y sobre todo una profunda ignorancia. Hoy, con el esfuerzo de mucha gente, de películas —quién puede olvidar las escenas de rechazo de la comercialmente exitosa Philadelphia—, de organizaciones civiles, de Naciones Unidas, de cada mujer y hombre que porta el virus, los prejuicios estaban de salida y la aceptación e información se impondrían. Al menos eso pensábamos hasta que la Suprema Corte de Justicia empezó a discutir el caso de seropositivos en el ejército mexicano.
Desde entonces hemos vivido un espeluznante retroceso, no sólo por los argumentos vertidos en la máxima corte del país, sino por su resonancia en la sociedad. En mi opinión la Suprema Corte debe de ser la punta de lanza en ir ajustando, hasta donde se pueda, la ley y la realidad. Debe lograr ser un espacio de avanzada, no de retrocesos, y mucho menos debe ser un lugar en el que las ‘morales’, las ‘éticas’ y los prejuicios gobiernen las decisiones.
Curiosamente, los ministros Mariano Azuela Güitrón y Genaro Góngora Pimentel, han usado todo tipo de argumentos retrogradas, desinformados y prejuiciados para sostener su idea de dar de baja a los militares infectados por el virus.
Esta no es una discusión fácil para el ejército, eso esta claro, sin embargo para los grandes jueces de la nación debiese de serlo. Pero, al contrario de lo que dicta la tendencia mundial, nosotros tenemos un debate pequeño, maniqueo y repleto de lugares comunes.
Por ejemplo, se atrevieron a comparar a un seropositivo con un soldado sin brazo, o dedos. ¿Perdón? El sida, como bien lo demostró Magic no te convierte en un discapacitado, es más, verlo así es una de las grandes batallas que se ha ido ganando en la sociedad actual.
Los seropositivos son competentes como cualquiera, hábiles como su capacidad les permita y brillantes como lo fueron antes del contagio. Y es altamente probable que sean ampliamente más conscientes que antes de saber de su condición.
Pero al final este debate nos está dirigiendo a un lugar importante, así como la Ley de Sociedad de Convivencia, así como el debate sobre la despenalización del aborto, estos temas deben darse con la mayor información posible para transformar las realidades sociales en realidades jurídicas.
En este país existe el sida, existen los seropositivos y existen los actos de discriminación por ello. No podemos permitir que se sigan permitiendo y mucho menos que la ley ampare estas actitudes.
La lección detrás de esta definición va más allá de las prácticas un poco obsoletas de las instituciones castrenses, toca la fibra de una sociedad que necesita avanzar en la obtención de mejores condiciones de vida para su gente, sea quien fuere y esté en la condición que estuviese. El sida es un problema de salud pública, pero también de información, de crecimiento social y de amplitud de horizontes. Quienes claman por la segregación y aislamiento de la gente que padece este virus demuestra que no ha terminado de entender lo que hay allá, allá afuera en cada esquina en cada comunidad: gente tratando de ser feliz y de salir adelante.
Negarle ese derecho a alguien por una valoración microscópica es un acto de irresponsabilidad en nosotros, de injusticia en los jueces.
Por fortuna parece que la mayoría de magistrados y magistrados votarán por la incostitucionalidad de las condiciones que rigen hoy a los seropositivos en el ejército, pero hay que ir más lejos. Legisladoras y legisladores debiesen considerar empezar a legislar seriamente sobre este tipo de asunto, para dar certeza a quienes padecen este y otros males y que reciben tratos discriminatorios por ello.
En países europeos, reconociendo las condiciones especiales de un seropositivo han implementado medidas que sacan a la persona de riesgos, propios y de terceros, pero se les mantienen todas sus condiciones y nunca se permite el escarnio público, la sorna social. Se les retira de actividades de acción militar y se los coloca en tareas de logística, planeación, etcétera.
Antes que todo reconozcamos en Magic el tipo de sociedad que
queremos: amplia, tolerante, diversa y plural.
febrero 27, 2007
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1 comentario:
Good for people to know.
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