noviembre 12, 2009

Aborto y pena de muerte: el complot conservador


Algo pasa en el país. Las fuerzas conservadoras, tradicionalmente ubicadas en el Yunque y la Iglesia, están moviéndose, construyendo acuerdos y avanzando su agenda. Se ve y se siente por muchos lares, con varios audaces movimientos y, como siempre, lo hacen sin rostro, sin abrir los debates al público. Buscan detener la legalización del aborto, quitarle su hija a Alondra por ser una madre transexual, detener el debate sobre la legalización de las drogas y lograr que la pena de muerte se haga realidad.

Ahí vienen y no será una lucha sencilla detenerles, tienen dinero, poder, políticos a su servicio y ganas de —ahora sí— gobernar.

Se puede calcular su inicio en los estados de Baja California, Sonora y Morelos. Ahí parece que las condiciones estaban dadas para el avance de la reacción, del complot conservador. Ya son 16 los estados que se han sumado a esta ofensiva en contra de, principalmente, las mujeres.

Silenciosa como es, la derecha no anuncia sus victorias, no las festeja y no las hace motivo de debate. A eso le huyen, al debate. Prefieren —cómo templarios— ir logrando que las cosas retrocedan sin que nadie se dé cuenta del todo.

En estas entidades se ‘vacunaron’ contra el virus del derecho de las mujeres a decidir y modificaron sus constituciones locales para que el estado defienda la vida desde la concepción. Calladitos, los reaccionarios —imagínelos como guste—, construyeron una victoria que le costará mucho a la sociedad y las fuerzas progresistas revertir.

Estos ‘éxitos’ se lograron con el concierto del PAN y el PRI (que demuestran cada día más ser los adalides del pensamiento socialdemócrata) en sus cámaras locales, junto con los gobernadores correspondientes y los dirigentes de la jerarquía católica en cada entidad. Por supuesto que ahora al gobernador de Veracruz y al Estado de México ya les gustó la idea y la quieren empujar.

Todo por quedar bien con los que representan a la derecha y obtener sus favores económicos y electorales con miras al 2009 y el 2012. Pero los políticos son sólo pequeños instrumentos de un grupo fáctico que quiere detener el movimiento progresista en el país y asegurar que las cosas sólo cambien en su beneficio, en ningún otro.

Se les vio también asomados en la discusión sobre el cierre temprano de los bares y centros nocturnos en el Distrito Federal, felices de que se pierdan libertades y que los políticos sean tan torpes que supongan que los problemas de adicciones y de ebriedad se resuelven mandando a la juventud a dormir más temprano. No regulan el consumo del alcohol adulterado, no revisan las medidas de seguridad de un inmueble, ni proveen transporte público seguro a media madrugada, pero se sienten felices de que la juventud tenga menos tiempo para ‘pecar’, y que estarán, creen ellos, más temprano en sus casas. Esa es la derecha que, conservadora, desvaría pero avanza, usando una clase política poco entendida en sus temas. Solo la diputada SanchezArmas peleó por una ampliación de libertades, y no su reducción.

Usan a Humberto Moreira, gobernador priista, quien, ambicioso como es, mordió el anzuelo de ser noticia nacional y pasar de poco conocido a infame. Coahuila quiere que se legalice la pena de muerte. Quieren hacerlo porque saben que la sociedad está cansada, furiosa y sin alternativas para hacer frente a esta oleada de violencia que llegó ya a 5 mil muertes este año.

Aprovechan y lucran con el legítimo hastío y lo convierten en revancha, en venganza, y se olvidan que esa es la historia de la que venimos y de la que nos tenemos que alejar.

Pero para los conservadores lo mejor es que florezcan los peores sentimientos para que, con ellos, avance la agenda del rencor y del retroceso. La pena de muerte hoy es apoyada por el PRI y el Verde y, mire usted que cosas, rechazada por el PRD, el PAN y el PSD.

Usando a su histórico aliado, el PRI, la derecha percibe que el PAN deja de ser tan útil como lo habían pensado y recuperan al hijo prodigo, aquél que al dejar de ser viable, lo perdieron pero que hoy lo quieren recuperar ante su ‘inevitable’ crecimiento electoral.

El complot conservador no es torpe, ni ingenuo. Sabe que este momento, con las izquierdas despedazadas entre sí, mirándose sólo entre ellas, es el momento ideal para avanzar. Saben que hoy el representante más público de la izquierda es todo menos progresista y que no recibirán oposición.

Lo seguirán haciendo en todo el país, tratando de cerrar el paso a los movimientos progresistas, atacando la diversidad social y sexual, restringiendo los derechos a decidir y ampliando los derechos para matar. Seguirán tratando de imponer una sola manera de hacer familias y tratando de extinguir a familias como la de Alondra. Seguirán tratando de lograr que las instituciones de protección social y familiar sean promotoras de visiones únicas y excluyentes.

El objetivo final de este movimiento es el de regresar las cosas a su estado mas primal, dejar de reconocer el desarrollo de la gente, de la sociedad, del pensamiento, y retrotraer las visiones y versiones más antiguas de lo ‘correcto’ y lo ‘incorrecto’, regresarle al Estado su visión de buenos y morales contra malos e inmorales. Darle la posibilidad de venganza y revancha.

Este avance sólo encontrará fin cuando la sociedad se movilice para denunciar y evidenciar estos movimientos. Es tiempo de pensar diferente, de actuar diferente. No es demasiado tarde para hacer algo.

Es tiempo de recuperar el espacio público, no de concederlo; de ampliar las libertades, no de restringirlas; de abrir debates, no de esconderlos; de convencer sobre lo que creemos, no de imponer nuestras convicciones; de respetar a los distintos, no de intentar segregarlos.

El reto es impedir que se queden los reaccionarios con una clase política a su servicio. De eso se trata este tiempo, esta oportunidad, de detener el avance conservador.

Publicado en Crónica el Domingo 7 de Diciembre del 2008

noviembre 10, 2009

Los dramas de nuestros derechos


La elección de Raúl Plascencia como nuevo Ombudsman del país se da en un contexto trágico para la lucha de los derechos humanos en México. Pero para no quedarnos en la tragedia, quisiera documentar los dramas que esta elección deja.
Drama 1.
Emilio Álvarez Icaza, contrincante de Plascencia, fue directamente cuestionado por la jerarquía católica y fue objeto de un intenso cabildeo de los conservadores para detener las aspiraciones de este hombre que defendió el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. La ofensiva anti-laica tuvo varias características lamentables: la primera es que nadie se quejó. Ningún senador, diputado, integrante de partidos políticos, dijo pió ante la injerencia de estos personajes en la vida pública y política del país; la segunda es que ganaron. Así, el Senado de la República se volvió un instrumento de los poderes fácticos y conservadores del país.
Drama 2.
Con la elección de Plascencia se dará continuidad al proyecto de Soberanes: antiguo, timorato, pro gobiernista y poco valiente. Es una lástima que un proyecto que buscaba poner a la Comisión Nacional de Derechos Humanos a la vanguardia mundial, recuperando las mejores escuelas y experiencias internacionales, se haya quedado en el tintero frente a una visión rancia y disfuncional. El problema, más allá de la modernidad, es que para cambiar a este país no sólo requerimos de mejores ingresos para la gente en pobreza y pobreza extrema. No. Requerimos concebir a la salud, la educación y las libertades sexuales, personales e intimas, como derechos humanos respetados transversalmente. En este país la desigualdad seguirá existiendo si no somos capaces de darle derechos efectivos a la población.
Drama 3.
El PRI sigue tomando las decisiones frente a un PAN que, atrapado por sus combates fiscales, cede ante todo y un PRD incapaz de negociar cualquier cosa. La izquierda, entre sus demencias radicales y sus negociaciones financieras para sus estados gobernados (sólo hay que ver como votaron los diputados perredistas y petistas frente al presupuesto por instrucciones de Ebrard), ha perdido la noción de las batallas trascendentales. Esta, la de la CNDH, era una de ellas. Ante la evidente plancha que venía frente al presupuesto de ingresos, debieron haber construido una negociación para lograr que durante los próximos cinco años, este país tuviese un hombre que realmente defendiera los derechos de la gente.
Pero no. El PRD, hundido en minúsculos debates, deja pasar toda oportunidad de avanzar la agenda progresista y el PRI gana todas las manos gracias a una izquierda disfuncional y una derecha cautiva en todas las negociaciones.
Los derechos humanos en México se convirtieron, drama tras drama, en un coto de poder y no en una prioridad nacional. Aún así hay que darle a Raúl Plascencia el beneficio de la duda. Ojalá logre demostrarnos a todos que estábamos equivocados sobre su nombramiento.
Por lo pronto ganó la derecha, los conservadores, los que desean que los derechos humanos sean un lujo para unos cuantos y no una garantía para todas y todos. Queda un tema en el que veremos a Plascencia en su dimensión real: el aborto. Si ahí flaquea, tartamudea o se vuelve un promotor de la 'vida', vendrán duras y largas luchas. Y la izquierda tradicional seguirá muda.

noviembre 03, 2009

Legalización de las drogas: la guerra de los egos


Desde que empecé a recuperar, en este y otros espacios, la idea de que frente a la violencia creciente en nuestro país y los desbocados índices de consumo de drogas, legalicemos el mercado de las drogas –y en un sentido especifico regulemos las drogas duras y liberemos las blandas– he recibido todo tipo de opiniones favorables y contrarias a esta idea.
Esta propuesta lleva años en la mesa de discusión y es apoyada por personajes como Carlos Fuentes, Fernando Savater y una cantidad importante de artistas, politólogos, sociólogos.
Es importante, por esto mismo, construir un piso mínimo de información para entrar a estos debates con un sentido constructivo y reducir a un mínimo las visiones caricaturescas o simplistas sobre la legalización del mercado de las drogas.
Este debate no es nimio, ni irrelevante. Puede ser el inicio de un cambio profundo en nuestra ruta de política pública hacia el entendimiento de la violencia como un fenómeno que va más allá de los narcos.
He notado que hay, cuando menos, ocho cuestionamientos recurrentes –ya sea en forma literal de pregunta o como crítica a la propuesta– y creo que vale la pena ir construyendo ese piso mínimo de información común sobre este complejo y polémico tema.
A partir de que el hoy extinto PSD hiciera pública su intención de trabajar a favor de la despenalización del consumo de drogas a nivel nacional, algunos nos pronunciamos a favor y otros se han pronunciado en contra, criticado tanto la propuesta como al partido. Me parece útil, entonces, darnos mayores elementos para que este debate encuentre un punto constructivo, más que de simple forcejeo verbal y retórico.
Ocho preguntas sobre la legalización de las drogas.

1.- ¿Con la propuesta se promueve el uso de drogas?
2.- ¿Esta idea propone un acuerdo con los narcos o perdonarles sus delitos?
3.- ¿Esta propuesta desprecia la lucha de policías y el Ejército en contra de la delincuencia ligada al narco?
4.- ¿La estrategia del Gobierno Federal está equivocada?
5.- ¿Qué lograría la legalización de las drogas?
6.- ¿Cómo marchan las cosas en países donde está permitido el consumo de algunas drogas?
7.- ¿El consumo de drogas ilegales mata a muchas personas?
8.- Si se legalizan las drogas ¿su consumo aumentaría exponencialmente?

1 ¿Con la propuesta se promueve el uso de drogas?
De ninguna manera. Al contrario, es deseable acompañar esta propuesta con una campaña nacional a todos los niveles que muestre los riesgos de las drogas para la salud. También es partidario de que se apoye a los adictos sin que se les considere delincuentes, sino enfermos que ahora son usados por los narcotraficantes como carne de cañón y por algunos policías que los chantajean.

2 ¿Esta idea propone un acuerdo con los narcos o perdonarles sus delitos?
No. Para empezar, los primeros que están en contra de la legalización de las drogas, son precisamente los narcotraficantes, pues son ellos quienes obtienen enormes ganancias económicas, mediante el tráfico ilegal de drogas. Los narcos son los únicos beneficiados, los únicos que han logrado amasar enormes fortunas y un poder que pone en riesgo la estabilidad y hasta la existencia del Estado.
La propuesta se acompaña de asegurar el mayor castigo legal posible y la lucha sin tregua contra estos delincuentes.

3.- ¿Esta propuesta desprecia la lucha de policías y el Ejército en contra de la delincuencia ligada al narco?
Independientemente de estar a favor de la legalización, la labor que llevan a cabo policías, jueces, autoridades judiciales, soldados e instituciones de todo el país es digna de un enorme reconocimiento, sin embargo, su labor está condenada al fracaso en la medida que la estrategia seguida está equivocada, pero las mujeres y hombres que están en esa lucha son respetable. Legalizar las drogas también es terminar con los cientos de asesinatos en contra de los guardianes del orden.

4.- ¿La estrategia del Gobierno Federal está equivocada?
El Gobierno federal ha fracasado en prevenir y frenar el consumo, en acabar con la delincuencia organizada, en poner a salvo a los servidores públicos de todos los niveles, en dar seguridad a la ciudadanía y en abatir el enorme número de asesinatos. ¿NO es este un fracaso en toda la línea?
Los datos relacionados con los niveles de adicción y de consumo de drogas son imprecisos. Pese a ello, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, el número de personas que probaron alguna droga, pasó de 3.5 millones de personas en el año 2002, a 4.5 millones para este año. En cuanto al número de adictos, de los 307 mil registrados en 2002, se pasó a 465 mil en 2008. Lo anterior muestra que se trata de un fenómeno en expansión.
En cuanto al número de muertos, los datos de 2008 son escalofriantes, más de 1000 personas asesinadas en una masacre que ha alcanzado a niños, mujeres hombres que no tenían nada que ver con el narco. Las violaciones a los derechos humanos también se han multiplicado. Es evidente el fracaso de la estrategia de confrontación bélica de combate al narcotráfico.
A diferencia de otras partes del mundo, el problema que más urge resolver en México es el de los elevados índices de delincuencia y violencia en que se encuentra inmerso el país, consecuencia del narcotráfico. Hoy por hoy, sólo dos estados de la República han escapado al fenómeno de las ejecuciones (Tlaxcala y Baja California Sur), y de acuerdo con estadísticas oficiales, en dos años de administración calderoniana, el número de ejecuciones asciende a más de ocho mil.

5.- ¿Qué lograría la legalización de las drogas?
Por una parte, la idea de legalizar las drogas está dirigida a acabar con la principal fuente del enorme poder de los grupos dedicados al narcotráfico, que es la venta ilegal de drogas. Sin dinero no tendrían posibilidad de comprar tantas armas, de corromper o amenazar a las autoridades. Es evidente que sabemos que la legalización no acabaría de facto con el crimen organizado, pero lo heriría mortalmente.
Por otro lado, los recursos obtenidos por el consumo de adultos que son dueños de su cuerpo podrían generar para el Estado la posibilidad de dar más dinero para las tareas de prevención y combate a las adicciones, pues actualmente se destina a dichas acciones, menos del 5% de los recursos disponibles para el combate al narco.

6.- ¿Cómo marchan las cosas en países donde está permitido el consumo de algunas drogas?
Es cierto que el consumo no ha bajado en esos países, pero también es cierto que los gobiernos no realizan campañas intensas para evitar las adicciones debido a que no son un problema de salud pública o de delincuencia. Sin embargo, al haber control del Estado se ha logrado que no haya crimen organizado relacionado con el consumo.

7.- ¿El consumo de drogas ilegales mata a muchas personas?
Falso. Mata más personas el consumo de alcohol y el desmedido gusto por el azúcar (diabetes, obesidad, problemas cardiovasculares) en nuestro país que el consumo de drogas. Por supuesto, ninguna de estas adicciones es recomendable, pero al hacerlas legales se facilita su dimensionamiento y su combate por la vía correcta: la responsabilidad de las personas hacia su salud y la de los suyos.
Por más problemas asociados al consumo de bebidas alcohólicas, nadie en su sano juicio considera viable la idea de prohibir su consumo, pues se argumenta, se estaría generando un tremendo problema de contrabando ilegal o mercado negro, que daría lugar al surgimiento de mafias abocadas a la producción, venta y distribución de bebidas alcohólicas, tal como ocurre con las drogas actualmente.

8.- Si se legalizan las drogas ¿su consumo aumentaría exponencialmente?
Es posible que ante la despenalización del consumo de drogas, el número de consumidores aumente debido a la curiosidad de muchos por conocer los efectos de ciertas sustancias recientemente legalizadas o bien porque ahora están subestimados los registros, pero no hay evidencias de que se vaya a elevar exponencialmente.
Actualmente, es muy fácil conseguir drogas, incluso para niños y jóvenes, legalizar las drogas facilitaría controlar los sitios de venta y, por supuesto, impediría que quienes no deban tener acceso las obtengan.
De acuerdo con datos de la encuesta realizada por María de las Heras, publicada en el diario Milenio en el mes de octubre del año pasado, el 68% de la población no fuma mariguana porque no quiere, no porque sea ilegal. Asimismo, el 88% asegura que quienes quieren fumar mariguana lo hacen, sea ilegal o no.
Ahora bien, la marihuana es la droga de mayor consumo a nivel nacional, con cerca del 4.4% de la incidencia; seguida de la cocaína, con 2.5%; los inhalables, con 0.7%; metanfetaminas 0.5%; alucinógenos 0.4% y heroína 0.2%.
Los debates sin información se convierten en diálogos de sordos y actos de retórica. Más temprano que tarde lograremos, como sociedad, dar un paso evolutivo en nuestra forma de ver y resolver el mundo.

La legalización de las drogas es un debate inaplazable en nuestra clase política y en la sociedad en su conjunto. No rehuyamos de él, pero tampoco le entremos sin información. Un debate sin información es –solamente– una guerra de egos.

octubre 29, 2009

Luz y Fuerza: las dos verdaderas razones



La decisión del presidente Calderón para liquidar Luz y Fuerza del Centro, ha abierto un esquivado y evadido tema del debate nacional: sindicalismo a la mexicana. Un debate al que la izquierda le rehuye por no tener posición viable y lucrar de sus espacios y la derecha por tener aliados del estado que rige las cosas. El PRI, sea lo que sea en la geometría política, es parte natural de ese sindicalismo que hoy esta en la vitrina del juicio nacional.
Este sidnicalismo que hoy tenemos ¿apoya a los trabajadores? ¿o sólo gestiona sus necesidades por un lucro político? ¿Este sindicalismo que tenemos es funcional para crear empleados mas preparados y competitivos o sólo promueve el ocio y que las cosas se queden como están?
La realidad es que en el centro de país pocos pueden decir cosas buenas de la empresa que hoy está en liquidación. Todos los que pagamos el servicio eléctrico en el Distrito Federal, Estado de México, Puebla, Morelos e Hidalgo tenemos algo en común: fuimos extorsionados, o extorsionamos sin mucha dificultad, a un empleado de la empresa eléctrica y todos recibimos sobre cargos en nuestro recibo en algún momento. ¿Cómo defender a una empresa que mostró su lado sucio a toda la sociedad a la que atendía y a la que ahora exige apoyo incondicional?
Para construir una posición, y no caer en los maniqueísmos aburridos en los que borda la izquierda neurótica que asegura que con el Sindicato Mexicano de Electricistas 'muere un órgano de la democracia' y para evadir a la derecha gubernamental que asegura que todos los trabajadores eran cercanos a ogros come niños que 'más nos valían mandar al desempleo', por el simple hecho de tener buenas condiciones laborales, hay que reflexionar y entender el proceso que tenemos frente a nuestros ojos.
Creo que es tiempo de construir una posición critica frente al proceder del gobierno y sin duda hay que reconocer la improtancia de deshacerse de una empresa tan cara, corrupta e ineficiente como LyFC.
42 mil millones de dolares le transferia el gobierno a esta empresa para hacerla viable económicamente, lo cual habla de su inutilidad financiera y de su enorme incapacidad operativa. Pero esa cantidad se iba, significativamente, en tapar los huecos financieros que trabajadores y funcionarios generaban al vender informalmente mas del 30 por ciento de la electricidad que factubaraba esta empresa -la ordeña desde adentro-. Lo que quiere decir que se había encontrado una forma de legalizar el robo. Luz y Fuerza, para cualquier efecto práctico usaba impuestos de todo el país para subsanar las pérdidas creadas por la corrupción interna. Inaceptable.
Inaceptable también es que ahora el gobierno nos quiera vender la idea de que un trabajador que tiene derecho a jubilarse a buena edad, con prestaciones decentes y un sueldo no tan lamentable es un 'privilegiado' que hay que destruir. Esa debería de ser una razón de aplauso no de recriminación. Si realmente quieren acabar con los privilegios debiesen de buscar en otros lugares, no en los trabajadores gremiales.
Pero la realidad es que nuestro sindicalismo se las ha ingeniado para destruir toda credibildiad de sus éxitos y el gobierno federal a preferido usar ese descrédito que construir un argumento inteligente sobre la importancia de la liquidación.
Sin duda, los lideres sindicales son corruptos. Pero todos, no sólo los electricistas. En efecto era un sindicato que negociaba las plazas a familias, no a perfiles preparados, eso también pasa en todos los sindicatos, y por supuesto que era un sindicato que lejos de promover la preparación y mejora de sus empleados estimulaba el ocio y la grilla. Pero eso, también, pasa en todos los sindicatos.
Si el gobierno federal esta 'tan molesto' con estas prácticas debiese de seguir con el sindicato petrolero, el de maestros, etc. Es decir, en el fondo de esta decisión no hay una lógica contra el sindicalismo corrupto y charro.
La realidad es que esta decisión tiene dos intenciones centrales. En primer lugar busca mandar un mensaje de fortaleza y audacia del gobierno de la república y que pusiera a la sociedad de vuelta en acuerdo con el presidente. Como decíamos, es imposible defender a esta empresa desde cualquier ángulo, económico, de eficacia, de rentabilidad o de utilidad social, y el cerca de 80 por ciento de los habitantes encuestados así lo reflejan. Acabar con LyFC será a la larga una buena decisión para los usuarios en el centro del país y para los que pagan impuestos en todo México.
Pero la segunda arista es más interesante y tiene que ver con la utilidad de quitarle al PRD y en particular al los grupos mas radicales una herramienta que los financiaba sistemáticamente y que le daba capacidad operativa al grupo cercano a López Obrador, Bejarano y Noroña. El SME se había convertido en participante habitual de los diezmos para el gobierno legitimo, de las marchas y de las estructuras de promoción y defensa del voto.
Este golpe es al centro del la operación de la izquierda tradicional y de sus intereses. Por eso a Marcelo le molesta pero tampoco se le va la vida en defender un arma de sus adversarios por la candidatura presidencial dentro del PRD. Por eso Nueva Izquierda protesta pero sólo levemente. Y por eso los más indignados son esos tres personajes previos.
Este significa que en un escenario de gran visión, lo cual no siempre es real, este puede ser el primer paso del PAN para recuperar la ciudad y el Estado de México.
Lo veremos.

octubre 23, 2009

Último artículo en Crónica


Hace unos meses publiqué este que fue mi último texto en La Crónica. Ahora inicia una nueva etapa.

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El largo adiós.
Luciano Pascoe Rippey

El día de hoy, con esta columna, termina un ciclo que ha sido de los más relevantes en mi vida profesional. El tres de agosto del 2002 este diario, Crónica, me dio la oportunidad de empezar a escribir en sus páginas. Con un pequeño texto sobre la crisis del Cisen, inicié un camino que me permitió compartir con ustedes mi visión del mundo, sobre los problemas de México, sobre la muerte, la vida, la gente que llega y la que se va.

Muchas son mis experiencias en estos siete años de esfuerzo casi ininterrumpido. Durante todo este tiempo nunca me sugirieron un tema, ni una sola ocasión. Siempre me dieron la posibilidad de debatir sobre todos los temas, instituciones y partidos. La Crónica me demostró que es, genuinamente, un espacio libre para la reflexión.

Desde aquí hablé sobre la masacre de niños en Beslán, Rusia, traté de revisar el tsunami y el costo humano y social, di cuanto pude para entender a los partidos políticos, di seguimiento a la desastrosa administración Bush, a la elección del 2003 y la presidencial del 2006. Desde esta tribuna pude alardear sobre mis afectos, promover mis ideas y –sobretodo– aprender con cada texto un poco más.

Este espacio me permitió descubrir la importancia de la palabra, lo relevante que es tener un espacio de lectura que sea público, la responsabilidad que viene con este tipo de privilegio. Además de lo útil que es para sistematizar el pensamiento el hecho de sentarse una vez a la semana a tratar de articular una idea, una opinión, que pudiese ser de interés para otros.

Desde esta columna festeje la llegada de mis dos hijos, agradecí la llegada de mi pareja a mi vida, y despedí a gente querida que se fue. Esta columna me dio la oportunidad de dar un poco de mí a muchos.

Hoy llega el momento de despedirme de este espacio, de decirle a La zanahoria del caballo que tendrá que esperar un poco antes de regresar. Es tiempo de ir tras otras aventuras, de ir a la construcción de un proyecto político relevante para nuestro país y que puede cristalizarse en el Partido Socialdemócrata.

Como en todos los cambios que hay en la vida, es fundamental mantener el rumbo. Saber que las convicciones son un motor para cambiar uno y todo. Me despido de este lugar que me dio tanta tribuna y tanta libertad, seguro de que los nuevos horizontes traerán a este diario más éxitos de los ya cosechados.

Estaré siempre agradecido y en deuda con Pablo Hiriart, Guillermo Ortega, con Francisco Báez, Fran Ruiz, el ingeniero Paz, y tantas y tantos más con los que compartí espacio y lealtad a este periódico. Mis años dentro y fuera del diario fueron de construcción continua y ardua. Aprendí tanto de tantas personas que sería una obscenidad tratar de enumerarlas y correr el riesgo de dejar a alguien fuera. La vida de comentarista, al igual que la vida en general, no debe ser vista como una carrera de velocidad, sino como una carrera de resistencia. Es mi deseo y anhelo algún día regresar a las páginas de este diario, pero eso sólo lo decidirá el tiempo y la vida.

Este es un largo adiós porque durará por siempre. Haber sido parte de este esfuerzo noticioso, haber contado con la confianza de tanta gente y con la lectura de ustedes hace que este adiós no tenga fin.

Gracias y adiós.