marzo 17, 2012
Los cuatro puntos
En memoria de don Jorge García Rendón
El escandalo desatado por un supuesto dicho del presidente de la republica en una reunión en Banamex que si bien no era privada, tampoco estaba abierta a la prensa, desato una debate repleto de supuestos y lugares comunes, de esos lugares que se construyen a partir de la ambigüedad legal de estos tiempos.
La tensión se genero luego de que, supuestamente, el presidente dijera que en una encuesta Josefina esta a cuatro puntos de Enrique Peña. Cuatro puntos.
Cuatro puntos que demostraron que la ambigüedad de la ley electoral lo único que genera es que estemos sobre vigilados y regulados en la vida publica. Hoy los candidatos pueden dar entrevistas pero sólo para hablar de su vida personal y el clima. Todo lo demás esta vedado o, por lo menos es riesgoso. Hoy hablar de aspirantes es delito, hablar de plataformas políticas esta prohibido. Curiosamente todos los temas están vertidos en las plataformas políticas. De eso se tratan, de propuestas transversales para toda la vida pública de una nación.
El absurdo de este tiempo de intercampañas es que ha tratado de terminar con una lógica natural: callar a los que solo hablando pueden ganar.
Esta ley obliga a los partidos a definir a sus contendientes y a luego callarlos y sacarlos de la vida publica por semanas previo al proceso de campaña. Y buen amigo lo decía con claridad escandalosa “la ley electoral esta pensada para hacer precampañas para los militantes de los partidos y luego para tener campañas para la sociedad en general. En la intercampaña se puede hacer todo lo demás”.
Los cuatro puntos también demostraron la hipersensibilidad que existe alrededor de la participación del presidente en cualquier asunto político. Hoy tenemos agazapado al estado mexicano frente a leyes ambiguas y su necesidad de repunte. Tenemos a un presidente al que lre reducimos su libertad de expresión por un falso supuesto de que su opinión trastorna al país. Los cuatro puntos colocaron otra vez al presidente en el escenario de elección de estado. Por un comentario en una reunión.
El mejor ejemplo de como la desregulación mejora la competencia es Estados Unidos. El candidato demócrata se llama Barack Obama, quiénes, curiosamente, también el presidente de ese país. El hace campaña viajando en el avión presidencial, inaugurando obra pública y debatiendo agendas nacionales.
Obama opina, critica, habla de encuestas, hace encuestas, apoya a sus candidatos y responde ataques. Es un candidato que es además presidente y no hay ningún debate sobre su derecho a pinar. El debate es sobre si la sociedad coincide con sus ideas o no.
Ojala el debate alrededor de Calderón no fuera su derecho a opinar, si no el contenido de sus posturas. Ojala la ley no se centrará en todo lo que no se puede hacer, sino en que se haga bien y con respeto. Ojala la ley no se centrar sobre si el presidente puede decir que su candidata esta sólo a cuatro puntos del que encabeza las preferencias. Sino sobre si sus encuestas son confiables. Sobre si la gente esta castigando o no a las actuales políticas públicas.
El problema en nuestro país es que hemos abusado de la necesidad de controlar nuestros impulsos por violentar la ley y hemos llegado a un lugar oscuro: confundimos la competencia con la trampa. Es mucho mas preocupante como llega el dinero en efectivo a las manos de los candidatos que si opinan o no en un día prohibido. Es mucho mas grave que se desvíen recursos de gobiernos, los que sean, a que el presidente emita una opinión sobre algo, o Peña participe en un programa de televisión, o Josefina coma en un restaurante con un funcionario amigo.
Nos hemos confundido. Nos hemos equivocado. Es más importante controlar el dinero y las clientelas, que la libertad de expresión.
Los cuatro puntos abren un debate irreductible: una ley absurda, una sobre regulación desaseada y un proceso electoral para julio que augura tensión, conflicto y poca elegancia.
Cuatro puntos fue lo que requirió México para iniciar el incendio electoral.
@lucianopascoe
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