diciembre 05, 2011

Steve Jobs: el improbable

Para Santiago

Si estuviéramos en una clase de ciencias naturales en un instituto allá por el año 1690, nos explicarían que el plumaje de los cisnes es blanco. Incluso, alguien podría haber “descubierto” una teoría para justificar el color blanco de las plumas. Sin embargo, cuando en 1697, exploradores europeos en Australia encontraron cisnes negros, toda la literatura escrita sobre los cisnes cambió de golpe.




















Con esta metáfora, Nassim Taleb, arranca su libro El Cisne Negro, en el que analiza y estudia los eventos altamente improbables. Son, aduce, prácticamente imposibles de prever y ocurrirán ante los más inusuales catalizadores. Los hechos altamente improbables transforman la realidad y cambian, de golpe, el rumbo de las sociedades.

Por eso, los seres humanos, nos explica, dedicamos mucho tiempo y energía a tratar de modelar y prever lo que sucederá, tratando de ‘adivinar’ el futuro, y la realidad siempre termina sorprendiéndonos y obligando cambios en nuestros paradigmas.

Sólo basta mirar los ataques del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas y al Pentágono. Un hecho prácticamente imposible de detectar o imaginar —más allá de las eternas teorías de la conspiración— que transformó por completo la geopolítica mundial, además de la seguridad aeroportuaria, para confirmar lo que Taleb explica.

También existen personas altamente improbables. Personas que con sus ideas, su visión, logran transformar el mundo y modificar la manera en la que vivimos o entendemos la realidad —Einstein, Alva Edison, Pasteur— son ejemplos de personas que cambiaron el mundo con sus mentes.

Así fue Steve Jobs. Un hombre que modificó la manera en la que interactuamos con la gente, las pantallas, la información. Cambió la manera de hacer caricaturas, de almacenar información, de entender el diseño industrial. Él logró que el mundo entero aspirara a ser mac.

Detuvo monopolios mundiales —como Microsoft— con creatividad, dio inicio a una era diferente en la vida de las disqueras, revolucionando la forma de vivir la música. Nos dio la ‘i’ como nueva señal de modernidad con ipods, ipads, imacs.

Steve Jobs puso punto final a los discos compactos, a la hegemonía de las PC, ha puesto en jaque piratería tradicional con programas baratos y accesibles.

Curiosamente, el gran legado de Jobs es, en realidad, más trascendental que la tecnología de punta que ideó. Sus herramientas unieron a la gente, construyeron nuevas formas de entender el mundo y comunicarse, creó formas extraordinarias y nuevas de fortalecer a la sociedad.

Steve Jobs fue, sin duda, el más importante y relevante evento improbable que nos ha pasado este siglo. El mundo ya no es el mismo, gracias a él.

Twitter: @lucianopascoe

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